miércoles, mayo 21, 2014

No lo comprendo, no lo comprendo, de Akira Kurosawa [Conversaciones]


Otro librito delicioso de Confluencias; si lo califico de "librito" es sólo por su extensión y su tamaño, no por su calidad, que es ejemplar. En este segundo tomo de la colección de Conversaciones, tenemos tres entrevistas o charlas con el maestro Akira Kurosawa: la primera es de Donald Richie (autor también de la introducción), la segunda es del cineasta Nagisa Oshima (es la más extensa, y para mí la mejor porque se trata de dos pesos pesados del cine hablando de su oficio y su pasión) y la tercera es una breve conversación con Gabriel García Márquez (donde el escritor muestra que fue un apasionado espectador de las películas de Kurosawa). Curiosamente, todos ellos están ya muertos. El volumen es absolutamente recomendable para todo lector, aún más si eres admirador de joyas como Ran, Yojimbo, Rashomon o Los siete samuráis. Os dejo con algunas notas:

Si me retratas y restas las películas, el resultado es cero.

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Los críticos pueden interpretar lo que deseen de mis películas, pero no realizo mis películas de una manera tan deliberada como ellos creen. Todo lo que encuentran en ellas está allí como parte de algo que me ha interesado. Si intentara describir estas cosas los críticos dirían: "¿No piensa que eso es aburrido de ver?". Hago películas sobre asuntos que encuentro realmente fascinantes, y haciéndolo, puedo terminar examinando la naturaleza humana, pero si intentas presentar algún tipo de teoría en tu película, no lograrás abárcalo todo. Es muy difícil encontrar el término medio justo. El estudio de la naturaleza humana es el resultado de describir lo que encuentras interesante.

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Los seres humanos serían más humanos si pensaran que hay aspectos de la realidad que no pueden manipularse.

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Por el contrario, creo que todas las personas deberían dar su opinión sin restricciones de ningún tipo.

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[…] Ninguna guerra es buena para nadie [Esto lo dice el entrevistador, Gabriel García Márquez]

Así es. Lo que ocurre es que cuando se empieza a disparar, incluso Cristo y los ángeles pueden vestir de uniforme y se transforman en jefes militares del Estado Mayor de la Defensa.


[Confluencias Editorial. Traducción de Alfonso Fornieles Ten y José Jesús Fornieles Alférez]