viernes, marzo 29, 2013

Hud, el salvaje, de Larry McMurtry


Quizá ya lo comenté en la reseña de La última película, el otro libro de Larry McMurtry que publicó Gallo Nero, pero tiene uno la sensación de que sus personajes habitan un mundo reducido que se desmorona. Algunos de esos personajes quieren salir del pueblo o la granja en la que viven; a otros les gustaría hacerlo, pero envejecerán o morirán antes de lograrlo; y luego están quienes se amoldan al terruño, a una vida cuya emoción más fuerte es acudir de vez en cuando a un rodeo o a una feria de ganado.

Anoto que el título original es Horseman, Pass By: en la película protagonizada por Paul Newman lo cambiaron por Hud; en España la rebautizaron como Hud, el más salvaje entre mil; y el libro, aquí, se acorta como Hud, el salvaje. El protagonista de la novela, sin embargo, es Lonnie, quien hace de narrador y vive en una granja con sus abuelos, su tío Hud y una sirvienta negra. Lonnie es un adolescente y teme a Hud, un tipo que siempre está a la defensiva, que suelta frases maliciosas y cargadas de veneno. Cuando comienza la narración el abuelo Homer recibe una noticia de ese mundo que empieza a desmoronarse: una de las vacas de su ganado ha muerto sin motivo aparente y quizá se deba a una enfermedad; de ser así, las autoridades sanitarias tendrán que sacrificar a toda la manada. Lonnie se encuentra entre varios cruces de caminos: está secretamente enamorado de la sirvienta, pero ella no le hace caso; está atrapado en una rutina que consiste en madrugones, ganado y cosechas; adora a su abuelo pero odia a Hud.

Lo más destacable de la novela, además de ese retrato de los ganaderos y de los cowboys de los años 50, es la composición de Hud, un hombre violento y furioso, alguien que sólo abre la boca para provocar o para decir maldades, tal vez porque él, en el fondo, también se encuentra atrapado en una vida sin un futuro prometedor. He encontrado algunos paralelismos entre ambas novelas: las dos comparten la misma población texana: Thalia; cada una tiene a un personaje inolvidable y manipulador, es decir, Hud y Jacy; si en La última película quedaba un cine que termina cerrando, en Hud, el salvaje, publicada con anterioridad en USA, ese cine continúa activo. Os dejo con dos frases del libro y, más abajo, un extracto: Las cosas han salido torcidas. Hay tanta mierda en este mundo que, por mucho cuidado que uno le ponga, tarde o temprano acabas metido en ella. / Poco importarían el ataúd y el maquillaje cuando estuviera a dos metros bajo tierra.

Me sentía ajeno a todo el mundo, ajeno a mí mismo también, allí tumbado sobre una lona en medio de un pastizal de vehículos. Solamente alcanzaba a oír la melodía, pero con eso bastaba: aquella canción se amoldaba a la perfección a esa noche, a la comarca y a mi estado de ánimo. Las pocas historias que los bailarines tenían que contarse ya quedaban dichas en las arrastradas letras de canciones como aquella; y su modo de vida, las pocas cosas que habían vivido y conocido, residían en esa melodía triste y estridente. A la gente de ciudad tal vez le costara creer que existieran personas tan simples como para nutrirse de tales sentimientos; pero ellos no podrían entenderlo. Allí tumbado, mientras pensaba en todo lo que me evocaba la canción, hallé algo de sosiego. Lo poco que me sabía de la letra me recordaba a Hud y a Lily por aquello del aspecto salvaje de la vida; pero, más aún, me hacía pensar en Hermy, en Buddy y en el resto de muchachos que conocía. Todos ellos buscaban algo más y sin embargo parecían obtener cada vez menos; buscaban emociones fuertes o una chica a la que cortejar, y acababan pisoteados por un toro o tirados en una cuneta. Ansiaran lo que ansiaran, al final tenían que pasarse sin ello. Terminó la canción y empezó otra, que también acabó, y entonces me levanté y volví a la oscura pista de rodeo para desatar al potro y llevármelo a su establo. Tal vez volviera luego para bailotear un poco yo también.


[Traducción de Regina López]

miércoles, marzo 27, 2013

Próximamente: Tokio, año zero


De David Peace. En Mondadori.

Los artistas, de Javier Cánaves



En realidad, más que la gloria, o ya no la gloria (tan vacía y escurridiza), sino un reconocimiento prolongado, cierto estatus que te permita pasar por escritor, alguien que, si bien sabe que no podrá vivir exclusivamente de sus palabras, tiene la seguridad de que sus libros serán publicados, reseñados, comentados por sus amigos y por los que no son sus amigos; en realidad, decía, más que este sueño de seudo-profesionalidad, uno termina aspirando a la comodidad, una comodidad más o menos satisfecha, sin reproches, casi humilde, o esto te empeñas en creer. En este sentido, te dices que eres hijo de tu tiempo, pero resulta tan difícil darle la espalda a aquellos sueños en los que te veías dando brillantes discursos en salones repletos, firmando libros en centros comerciales, liderando nuevos y polémicos movimientos estéticos. Cerrabas los ojos y podías leer tu nombre en los principales suplementos culturales del país. Incluso te llegaste a imaginar siendo entrevistado en televisión por algún intelectual mediático, la corbata algo suelta, la sonrisa ladeada, en uno de esos programas que se emiten pasadas las doce de la noche. Y por qué no soñar con la adaptación al cine de alguno de tus relatos. Colaborar en el guión, codearte con actores, tal vez tener un pequeño papel. ¿Y si un grupo de moda musicaba alguno de tus poemas? Pero pensar este tipo de cosas, tan inconfesables tan cerca de los treinta y cinco, no ayuda si lo que se pretende es tener un alto concepto de uno mismo, una apariencia de dignidad de puertas adentro.


Herencia

Dolor de mandíbula
de morder hacia dentro.
Cicatrices que el agotamiento provoca
en los brazos
-también el vientre una sola vez-.
Cansancio,
palabra oleaje,
turbia, agua sucia.
Ella dice:
"Todo lo que tienes lo heredaste
de las putas de tu padre".
Y nada más.
Sentir esa antigua herencia
tan arraigada
que te perfora
y quizá explica
cierta marca entre las piernas
u hostilidad en el rostro.
Atada pues de por vida
a la miseria y las ratas
pero nunca a la mansedumbre.



Ana Vega, Asturcones. Treinta y un poetas de Asturias, de Varios Autores

lunes, marzo 25, 2013

Próximamente: Para una autopsia de la vida cotidiana


De J. G. Ballard. En Caja Negra Editora.

El ladrón de peras, de Felipe Zapico



ESPERANZA DE VIDA

Unas vidas se agotan casi antes de comenzar
otras van tan deprisa
que uno casi
no se entera de su fin.

Algunas esperanzas no tienen vida
muchas vidas no tienen esperanza.

El color de las recetas
alarga la monocronomía
de algunas vidas.

Hay aparatos ortopédicos del alma
que ayudan
a
dilatar la cosa
a que dure
como las pilas del conejito.

Hay vidas que se apagan
hay vidas que se arrastran
hay vidas
que no sabemos
que hacen aquí.

Hay vidas que se fueron
pero están
tan cerca
que su aliento a veces te roza la nuca.

**

CONSEJOS CONTRA LA GRIPE HUMANA

No beses
si no amas.

No des la mano
si no sientes afecto.

No des la espalda
ni a tu padre.

**

POESÍA INDIGNADA

Primero nos engañaron (y nos engañamos)
después nos pidieron sacrificios
y más sacrificios
a continuación cambiaron gobiernos con
elecciones de excepción;
donde la cosa no les ha queda como quieren
están dando golpes de estado
aparentemente incruentos
incluso avalados por
presidentes comunistas.
Un golpe de estado, de estados
que nos pondrá de cara
a la pared
que nos pondrá de rodillas
que nos pondrá
la tarjeta bancaria
entre los labios
para pagar
y
sobre todo
callar.

XIII. Parque de Ferrera

Verdaderamente es suave
la hierba para que aquí mismo
los perros devoren la garganta
a las niñas bajo la desvelada luz
de la luna.
Y si no, vendrán borrachos
a enlentecer con canciones su trompa,
a quemar con los dedos
la inmensa barbarie.
Un hombre fuma y vigila todo esto,
su rostro ha brillado un segundo
mientras la brasa arde.
Ese soy yo
hace muchísimo tiempo
que emborrona en el cuaderno cosas.
Empieza a hacer frío
pero ya ni lo siento,
al amanecer le falta el viajante
que bosteza ahora y estornuda.



Luis Miguel Rabanal, Asturcones. Treinta y un poetas de Asturias, de Varios Autores

domingo, marzo 24, 2013

viernes, marzo 22, 2013

Telegraph Avenue, de Michael Chabon


Escribiré una reseña sobre este libro para El Cuaderno, que ahora ya no es semanal sino mensual. Así que, aquí, os dejo con tres fragmentos y algunas pinceladas de lo que podéis encontrar en este nuevo trabajo del reputado Michael Chabon (mi novela favorita de él sigue siendo Chicos prodigiosos): una historia contemporánea sobre lo que significa el cambio en nuestras vidas, la aceptación de la madurez y de las responsabilidades, el papel de un hombre cuando tiene a un hijo y su propio padre aún vive, los conflictos familiares y generacionales, el hecho de asumir que la vida siempre trae cambios (descendientes que eligen opciones que no esperabas, viejas tiendas de vinilos que se ven amenazadas por la apertura de grandes almacenes y el paso feroz de las nuevas tecnologías)… Lo que más me ha entusiasmado es que, junto a toda esa baraja de personajes que pululan por el libro (criminales retirados, actores de cine de serie B, padres y madres, músicos veteranos y músicos primerizos…), hay un homenaje constante al cine, a la literatura, al cómic y a la música. Y por ello no faltan las alusiones a Bruce Lee, a Quentin Tarantino, a la blaixploitation, a las películas de artes marciales, a Stanley Kubrik, a Miles Davies…

Nunca se llegaba al final de ser padre, daba igual dónde aposentaras la mente o cuántos pasos de la serie siguieras. Ni siquiera si te morías. Daba igual que estuvieras vivo o muerto o a miles de kilómetros de distancia: siempre se te iba a exigir un trabajo que no era ni un procedimiento ni una serie de pasos, sino algo que exigía tu atención plena y constante sin pedirte necesariamente que hicieras, ejecutaras o dijeras nada de nada.

**

Mientras examinaba el estuche del DVD, la postura se le ensanchó y la espalda se le puso recta. La rabia avistó tierra y viajó hacia el interior. Se estaba alimentando de sí misma, le dio la impresión a Titus, que era alguien instruido en los repertorios de la rabia. A continuación revolvió entre los demás estuches de DVD que había desperdigados por toda la mesa. Tarantino tenía razón: Night Man era lo mejor de la filmografía de Stallings, una película de atraco a un banco, con policías y ladrones, no demasiado cutre, con partitura de Charles Stepney y fotografía de Richard Kline, que también había hecho la fotografía de Soylent Green y alguna que otra película chula de la época, como por ejemplo una de la serie de El planeta de los simios. Barata, dura y desigual, dejó clara y proclamó para siempre la verdad del estado de gracia física de Luther Stallings en 1975, la belleza de sus anchas aletas nasales, la forma granujienta en que sonreía, la arquitectura fatal de sus manos.

**

Por lo que Archy sabía, Valletta llevaba enamorada de su padre de forma intermitente, en la droga y en la sobriedad, en la grandeza y en la ruina, desde aquel lunes por la mañana de 1973 en que él había llegado por primera vez al plató de rodaje de Strutter. Había que admitir que treinta años de amor intermitente constituían toda una gesta heroica. Ni siquiera Dios había conseguido conservar el amor de Israel en el desierto sin que de vez en cuando los israelíes se fundieran las joyas para hacer un ternero.


[Traducción de Javier Calvo]

La ducha

A veces,
como hoy,
confundo
Birmingham con Madrid,
Birmingham y Londres,
Londres con Madrid,
Madrid y Estambul.

Hay días,
a veces,
que me gustaría
ignorar mi pasado.
Nada indecente, nada.
Una mancha en la pared, por si acaso,
y saltar en la cama
como Tracey Emin,
la Young British Artist
que dice en una entrevista:

"Soy una alcohólica,
neurótica, psicótica,
soy una quejica obsesionada
conmigo misma,
pero soy una artista".

Mientras tanto Tracey sostiene
un buen puñado
de billetes en su entrepierna
y titula su obra
Lo tengo todo.

.

Roxana Popelka, Asturcones. Treinta y un poetas de Asturias, de Varios Autores

jueves, marzo 21, 2013

Asturcones. Treinta y un poetas de Asturias, de Varios Autores


FOTOGRAFÍA

He hecho un viaje
del que no puedo hablar
a una ciudad
en la que nunca había estado
con un amor que nunca
había tenido.
No nos fotografiamos
de la mano.
No nos fotografiamos
sonriendo.
No podré recordarnos juntos
en aquella ciudad
en la que nunca había estado
cuando me abandone

la memoria

.
.
Begoña Casañez

**

EL ESPEJO

en tu rostro con canas:
en tu boca sin mordiscos:
en tu mirada con cataratas:
en tus 56 mal llevados

se refleja

cada vez que te miro

mi fracaso:

mi fracaso como hombre
y mi fracaso como poeta:

así que hazme
y hazte
un favor:

llévate de mi vida
tu espejo
y sus dolorosos ecos:

porque
cuando le pregunto
ya no me responde
que soy

el más hermoso:
.

.
David González

**

PREFERENCIAS

Prefiero un palo por rebelde
a un halago por sumiso,
prefiero un toro bien bravo
a un buey que sea manso,
prefiero un clavel marchito
a un fusil reluciente,
prefiero el Imagine de John Lennon
a una encíclica del papa,
prefiero un Jesús enamorado
a un Critos crucificado,
prefiero un hombre de barro
a un dios de porcelana,
prefiero la fragilidad de los jilgueros
a la fuerza de los buitres,
prefiero el cuento de los tres cerditos
al de los tres de las Azores,
prefiero ser cobarde en una fiesta
que héroe en una guerra,
prefiero envolverme con tu falda
que hacerlo con una bandera,
prefiero la luz del amanecer
a las sombras de la tarde,
prefiero ser colilla entre tus labios
que cigarro entre tus dedos,
prefiero ir al infierno por desear tus caderas
que al cielo por un padrenuestro.
Amén
.
.
.
José Ramón López Goyos

El país de la derrota

Voy a construir un país
en esta piedra
un país hecho de desertores,
de profesionales de la renuncia,
que acoja a todos los que nunca
saben estar a la altura de las circunstancias.

Voy a levantar un país
lleno de decisiones
sin tomar o siempre equivocadas,
donde ni se te ocurra tener la esperanza
de encontrar una persona buena
o un acto de generosidad o filantropía.

Van a estar prohibidos los confesionarios
porque la culpa está prohibida.

Voy a vivir en un país
que no va a tener bandera,
que para eso lo construyo yo
y tampoco himno, vamos
a estar demasiado borrachos
como para recordarlo.

Y las fronteras,
las
fronteras
sois
vosotros.

Pablo Texón, Asturcones. Treinta y un poetas de Asturias, de Varios Autores

Harry Reems (1947 - 2013)


La historia de Harry Reems, protagonista de Garganta profunda, entre otras películas del cine X, tiene su miga y la cuentan en el documental Inside Deep Throat (que recomendé hace tiempo). Pero si alguien prefiere emplear sólo unos minutos en conocerla, aquí tiene un enlace a la noticia de su muerte, con unas cuantas pinceladas de su biografía.

miércoles, marzo 20, 2013

Spring Breakers



Es raro encontrar una película de Harmony Korine en la cartelera. De hecho, yo no había visto ninguna. Y Spring Breakers es explosiva: el filme más provocador y sexy de la temporada. Estética y musicalmente es una verdadera orgía. Spring Breakers cuenta lo que les pasa a cuatro chicas que comenten un robo para tener dinero e irse a gastarlo a Florida (en juergas, cocaína, alcohol, etcétera) durante las “spring break” (algo así como nuestras vacaciones de Semana Santa). Korine logra que parezca que estamos bebidos o colocados durante casi todo el metraje: con ayuda de la música, con imágenes ralentizadas, con planos saturados por el grano o planos en los que la cámara imita la visión de alguien que va ciego… Pero no hay que preocuparse: en ningún momento se marea uno y no siempre predomina esa clase de filmación. Y lo explica mejor el cineasta en la conversación de El País con Gregorio Belinchón: Me acaban aburriendo las narrativas tradicionales. Así que me fui a las bases de electrónica y cree una especie de loop visual, microsecuencias muy rápidas que se repiten de vez en cuando para que la película dé una sensación de consumo de drogas

Es una película que retrata con contundencia y júbilo lo que significa ser joven y estudiante: querer que la fiesta nunca termine, creer que nunca se envejece, pensar que el tiempo va a congelarse entre juergas y borracheras. En pocas películas se refleja tanto la ansiedad por ser joven e inmortal. De hecho, el mantra de la peli, cuya repetición cansa un poco, es "spring break forever" (vacaciones para siempre). Una de las protagonistas habla de su deseo de congelar ese momento de fiesta con sus amigas y mantenerlo ahí para siempre. Sólo así el mundo (y la vida) les parece perfecto. Pero no se dan cuenta de algo que los jóvenes suelen olvidar durante los festines etílicos: que siempre hay sueltos muchos lobos feroces y que el mundo también saca los colmillos. Spring Breakers, además, acentúa su carácter crítico con la sociedad estadounidense en aquellas escenas en las que uno de los personajes dice que el Sueño Americano, con mayúsculas, consiste en tener “culitos y dinero”. No es Haneke, pero es un filme para disfrutar sin complejos. Destaco el trabajo de James Franco, que se está consolidando como uno de los grandes actores de su generación, y que aquí es una especie de primo del Gary Oldman de Amor a quemarropa. Y destaco al cuarteto de chicas, por su belleza y por el entusiasmo que imprimen a sus personajes.  





El niño que robó el caballo de Atila, de Iván Repila


-Encierra a un hombre cualquiera en una jaula, dice el Pequeño.
Dale una manta, un almohadón de pluma, un espejo y una fotografía de aquellos que ama. Encuentra una forma de alimentarlo y después olvídalo durante varios años. Bajo esas condiciones, el resultado será, en la mayoría de los casos, un hombre acobardado, reducido a la culpa, adaptado a la forma de una jaula.
Excepcionalmente, continúa diciendo, el sujeto elegido morirá devorado por la atrofia de sus órganos fundamentales, enloquecerá mirándose al espejo o sufrirá una dolencia terminal a la que, de cualquier manera, estaba condenado.
Por otra parte, en aquellos sujetos con querencia por la rebeldía, incapaces de ignorar la llamada de su espíritu crítico, el cautiverio prolongado es imposible: encierra al insurrecto en una jaula durante varios años y escapará de ella, se suicidará con cuidado detalle valiéndose de los objetos a su disposición o morirá al despiezar su cuerpo para pasarlo a través de los barrotes. El auténtico problema, sin embargo, es la naturaleza fértil de estos insumisos, instalada en lo íntimo de la conciencia humana: cuando uno muere, dos ocupan su lugar.

lunes, marzo 18, 2013