1.
Porque David Foster Wallace fue uno de los autores con más talento de la
historia de la literatura de los siglos XX y XXI. A un talento propio de genio
de las letras hay que sumar su originalidad, su inventiva, una inteligencia
asombrosa y un oído privilegiado para escuchar a la gente y reproducir sus tics
y sus discursos tanto en su faceta narrativa como en la periodística. Wallace
es capaz de retratar con una habilidad envidiable el habla del empresario o el
habla de la adolescente problemática. Fíjense, por ejemplo, en los relatos de La
niña del pelo raro o Extinción. Además, bastaría con una
única razón: escribió La broma infinita, una obra maestra
y uno de los tres libros que todo escritor o aprendiz de escritor debería leer
(los otros dos son Ulises y Don Quijote). Si eres admirador o
fanático del autor y de su obra, este libro te servirá para completar el
retrato. Y, si eres profano en la materia, ésta es la mejor guía para entrar en
su vida: sus manías, sus fobias, sus pasiones, sus rituales, sus adicciones…
Veamos este fragmento, que demuestra su lucidez y su originalidad:
Las novelas son
como los matrimonios. Tienes que tener ganas de escribirlas, no porque lo que
escribas en ellas vaya a gustar, sino porque es bastante triste terminarlas.
Tienes que entender que escribir novelas conlleva algo tan raro e infantil como
tener un amigo invisible al que después matas, algo que nunca estuvo vivo salvo
en tu imaginación, y se supone que has de salir a comprar alimentos y hablar
con gente en fiestas y todo eso.
2.
Porque, además de ser un libro de entrevistas, estamos ante una biografía. Este
volumen, al contrario que otros del mismo género, no consiste en una mera
acumulación de reportajes o de semblanzas. Aquí hay un orden cronológico: desde
los inicios de Wallace, cuando sólo era una promesa que había escrito una tesis
luego publicada como La escoba del sistema, hasta unos 3
años antes de suicidarse, biografía que completa el último retrato del libro,
escrito por David Lipsky cuando Wallace ya hace tiempo que murió. Al ser una
biografía no declarada, conocemos numerosos pormenores de su vida, y muchos de
sus miedos, como éste, en el que él mismo se retrata a la perfección:
Suelo arrojar el
contenido de mis entrañas en el baño cuando termina la clase. Imagino que soy
una persona muy tímida. Odio ser el centro de atención.
3.
Porque es un libro periodístico. Lo ideal sería que recomendaran su lectura en
las facultades de Ciencias de la Información. Un libro en el que se discierne
la habilidad de los entrevistadores para extraer jugo al entrevistado. Al
contrario de lo que suele ser frecuente, aquí cada periodista ha leído el libro,
conoce la obra de Wallace y sabe qué teclas tocar para conseguir resultados
óptimos. Sirva de ejemplo la entrevista de Chris Wright en la que éste (huyendo
de la vanidad propia del oficio), nos hurta las preguntas para homenajear o
imitar a Entrevistas breves con hombres repulsivos. A Wallace saben exprimirlo
para que confiese, y por eso dice cosas como ésta:
La narrativa o
mueve montañas o es aburrida; o mueve montañas o se sienta sobre su propio culo.
4.
Porque durante su lectura se aprende. Aprendemos técnicas literarias,
aprendemos a leer, aprendemos a escuchar… A todo ello nos enseña Wallace con
sus sentencias y con sus consejos. También aprendemos a saber algo más sobre la
mística del dolor y el misterio de las depresiones. Wallace era un tipo
explosivo: se lo comieron la tristeza y el abatimiento, pero al mismo tiempo
utilizaba un humor y una ironía que no parecen típicas de quien luego se va a
poner una soga al cuello. Y aprendemos humildad. Veamos un ejemplo de esto
último:
La idea de
probar a ser escritor me repelía, principalmente a causa de todos los estetas
afectados que conocí en la universidad y que llevaban boinas y se acariciaban
las barbillas y se llamaban a sí mismos escritores. Todavía me aterroriza
parecerme a esos tipos.
5.
Porque todo escritor (ya sea veterano o primerizo) encontrará pequeñas anécdotas
con las que se va a sentir identificado. Aquí entra ya la experiencia personal
de cada uno. Gabriel Josipovici, en una novela titulada Moo Pak, que os
recomiendo con entusiasmo y que acaban de publicar, dice respecto a la lectura
cuando se identifica con los versos de un poema: Aquí, pensé, hay alguien que escribe sobre mí. Aquí hay alguien que me
entiende. Y eso es a fin de cuentas lo que le pedimos a la literatura, que nos
hable y que hable de nosotros. Y ahora voy con el ejemplo… La gente que
entra en mi piso y, como por descuido, se asoma a mi dormitorio, que a la vez
es mi despacho, y ve siempre que tengo varias torres de libros encima de la
cama. A veces me preguntan dónde duermo, y qué hago con esos libros. Y lo que
yo hago es lo mismo que le sucedió a Wallace. Veamos el ejemplo con el que me
siento identificado:
Vivía en un
apartamento que tenía el mismo tamaño del vestíbulo de una casa de dimensiones
medias. Había tantos libros que no podías desplazarte por él. Cuando quería
escribir, tenía que poner todas las cosas del escritorio sobre la cama, y
cuando quería dormir, tenía que poner todas las cosas sobre el escritorio.
6.
Porque este libro es también un itinerario de escritores contemporáneos que tal
vez hayamos leído o que no conozcamos. Entre otros muchos, Wallace cita a Thomas
Pynchon, Don DeLillo, William T. Vollmann, Mark Leyner, A. M. Homes, Siri Hustvedt,
Julio Cortázar, Manuel Puig, Jonathan Franzen, Mark Costello… Las referencias
son abundantes y muchos de nosotros hemos anotado esos nombres para descubrir
autores a los que no habíamos leído o para leer las obras que de ellos faltaban
en nuestra biblioteca.
7.
Porque supone el primer paso de una nueva editorial de la que esperamos
alegrías y sorpresas. Pálido Fuego, que va a publicar no sólo esos libros
inéditos de David Foster Wallace, sino también la obra de otros escritores de
culto en lengua anglosajona como Mark Leyner, Lars Iyer o Mark Z. Danielewski. Pálido
Fuego, con José Luis Amores a la cabeza del proyecto, supone una esperanza para
los amantes de la literatura de vanguardia.
[El texto de arriba es una versión más o menos reducida de lo que dije/leí ayer en la presentación del libro en Tipos Infames. Aclaro, para quienes gustan de inventarse chismes, que no tengo relación con la editorial, y que ayer conocí por primera vez en persona a su editor, José Luis Amores. Si apoyo estas Conversaciones... es porque me parece un libro imprescindible]