Salí un poco descolocado del cine tras ver Prometheus porque me gustó pero sin
fascinarme. Esto requiere unas cuantas explicaciones. Visualmente me pareció
maravillosa, no sólo por la fotografía o por la puesta en escena, sino por la
sabia planificación de Ridley Scott: aunque Scott tenga algunas películas malas
en su filmografía, sabemos de sobra que es un maestro en la composición del
plano y en el arte de contar una historia en imágenes. Como origen de Alien, también cumple su cometido, a mi
juicio. Incorpora en su reparto a uno de los mejores actores de esta época
(Michael Fassbender, por supuesto), quien, pese a interpretar a un androide,
logra que su personaje sea el más interesante del filme, aunque no se mueva por
intereses humanos. Pero también deja algunas cosas sin explicar, no está a la
altura del primer Alien y su
argumento es endeble. El resultado es una película irregular, estéticamente
fascinante, con momentos inolvidables y partes flojas. Voy a tratar de explicar
lo que me gustó y lo que no me gustó en los dos apartados siguientes:
LO QUE ME GUSTÓ: Michael Fassbender y el personaje al que
recrea, con guiños y homenajes explícitos (al Peter O’Toole de Lawrence de Arabia) e implícitos (el Roy
Batty de Blade Runner). Las
aportaciones de Idris Elba y Charlize Theron, pese a la brevedad de sus
papeles. La planificación de Scott: esos planos de la nave en el espacio, esas
panorámicas sobre los parajes naturales al principio de la película, esas
incursiones por el interior de Prometheus cuando la cámara sigue a Fassbender
(que recuerdan a 2001)… Todo lo que
atañe a las formas de vida que encuentran. Todos los diseños de Giger. Todas
las referencias a la saga. Todo lo que atañe a la finitud de nuestro tiempo y a
nuestra mortalidad, algo que aquí sólo se sugiere y que se explotaba en Blade Runner. Y, por supuesto, lo que
acontece en la máquina de cirugía.
LO QUE ME DECEPCIONÓ: Noomi Rapace (no la he visto en Millenium, pero ni en Sherlock Holmes 2 ni en Prometheus fui capaz de creérmela).
Algunos de los secundarios, que parece que van a tener tanta fuerza como los
secundarios de Alien y se quedan en
nada, en papeles testimoniales o de relleno (recordemos, a este respecto, el
partido que el propio Scott sacó de todos los actores de la primera entrega).
No entiendo la incorporación de Guy Pearce, que sólo aparece enterrado en kilos
de maquillaje; sí, es un actorazo, pero hubiese sido más convincente contratar
a un anciano de verdad. El guión es confuso, o a mí me lo parece (SPOILERS): no
he sido capaz de entender el prólogo (¿por qué ese personaje toma un bebedizo
que lo destruye?); en Alien
encuentran al Space Jockey sentado en el sillón de piloto… pero al final de
Prometheus se supone que ese pasajero muere en otro lugar, no en ese sillón;
tampoco quedan claras las intenciones de los creadores, dejándonos más
preguntas que respuestas.
Si alguien me preguntara: ¿debería ir a verla? Le diría: sí.
Por supuesto. Sobre todo si le gusta la ciencia-ficción y es seguidor de la
saga. Pero que no espere ver Alien,
aunque Prometheus es muy superior a
casi todo lo que ha hecho Ridley Scott en la última década (con la salvedad de American Gansgter, su mejor obra desde
los tiempos de Gladiator y Hannibal).