Me ha costado años hacerme con este libro. Y no porque
fuera imposible seguirle el rastro, ya que de vez en cuando aparecían
ejemplares en las librerías de viejo, sino por el precio que esos libreros le
ponían: en torno a los 70 euros. Hace poco lo conseguí por menos de 20 euros. El
primer precio me parece una locura, teniendo en cuenta que es una edición
bastante burda que data del 71 (el libro carece de solapas, las hojas van
pegadas en vez de cosidas, etc).
En la introducción, Salvador Clotas no oculta que el libro
le parece un sermón farragoso a ratos. Y es que El trabajo cuenta con una ventaja y con un inconveniente. La
ventaja es que leemos las respuestas sabias y premonitorias de Burroughs y no
podemos sino anotarlas y maravillarnos. El inconveniente es que, de vez en
cuando, y para que veamos ejemplos de lo comentado en las respuestas, ambos
autores introducen textos experimentales que dificultan un poco la lectura; se
trata de esos experimentos de WSB con el lenguaje, muy interesantes, pero que
sobran en medio de una entrevista porque le roban fluidez. A pesar de ese
escollo, leer a Burroughs siempre es un placer. Algunas de las notas que tomé:
Para competir con la
televisión y las fotonovelas, los escritores tendrán que desarrollar técnicas
especiales capaces de producirle al lector el mismo efecto que la fotografía de
un hecho violento.
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Tal y como la usan
los periódicos, la palabra es, por supuesto, uno de los más fuertes
instrumentos de control; y lo mismo la imagen, y, claro está, las dos juntas.
En los periódicos hay palabras e imágenes… Ahora bien, si usted los somete a cut-up y los recompone, está derribando el sistema
de control. El miedo y el prejuicio están siempre dictados por el sistema de
control.
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En realidad, el
pasado está a nuestra disposición para conformarlo y cambiarlo. Dos hombres
charlan. Dos hombres sentados bajo un árbol de tronco gastado por otros que se
sentaron allí, antes o después que el tiempo borre las huellas a través de un
prado de florecillas blancas. Si no se graba, la conversación sólo queda en la
memoria de los actores. Supongamos que yo tomo la conversación, altero y
falsifico la toma, y les hago oír a los actores la cinta adulterada. Si los
cambios están técnicamente bien hechos y son plausibles (Sí… el señor B bien
pudo decir eso), los actores recordarán
la grabación alterada.
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Todos los sistemas
de control se basan en el binomio castigo-premio. Cuando los castigos son
desproporcionados a los premios y cuando a los patrones ya no les quedan
premios, se producen las sublevaciones.
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Personalmente pienso
que las discusiones literarias son una gran pérdida de tiempo. No me interesa
meterme en polémicas, manifiestos y condenas de otros escritores y otras
escuelas literarias.
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Los jóvenes son los
únicos que plantean un desafío efectivo a los poderes establecidos. Los poderes
establecidos atacan a los jóvenes en todas partes. Ser joven hoy es un delito
virtual.
[Traducción de Antonio Desmonts]