Cuando Gila nos cuenta que al nacer solo acude a casa de la portera y le dice “Doña Julia, que he nacido”, ninguno de nosotros piensa que a un niño recién nacido le resulta imposible acudir a casa de una señora para decirle cosas. Simplemente nos lo creemos. Damos por supuesta la existencia de Julia y los bebés parlantes. Pero si el resto del monólogo estuviera plagado de sucesos imposibles, antes o después nuestra lógica recién dormida se despertaría y sentados en nuestras butacas del teatro pensaríamos “Bueno, ya está bien, esto sí que no puede ser”, y la magia se esfumaría. Para evitar eso, Gila reconduce el monólogo hacia lo posible, hacia la realidad. Pasa del surrealismo al realismo sin que nos demos cuenta, del imposible nacimiento en solitario a una narración costumbrista repleta de sucesos creíbles con los que todos podemos sentirnos identificados.
[Nota: esta semblanza de Gila incluye poemas inéditos, dos breves obras de teatro, monólogos, viñetas y dibujos, entrevistas con varios famosos que hablan de su relación con él y un cd con las grabaciones más célebres de esos monólogos]