Don Gately informa a Ewell de que el tatuaje carcelario básico es casero; se hace con agujas de coser de la cantina y un poco de tinta azul del cartucho de una estilográfica conseguida del bolsillo del pecho de algún despistado Guardián de la Ley; por esa razón, el tipo de tatuaje de presidio es siempre con el mismo azul de cielo nocturno. La aguja se empapa en tinta y se clava todo lo que el tatuado puede aguantar sin moverse; si se mueve, se estropea la operación. Un simple cuadrado ultraminimalista como el que luce Gately en su muñeca derecha requiere medio día de trabajo y cientos de pinchazos. Resulta imposible lograr que los pinchazos tengan la misma profundidad uniforme en una carne que se mueve; por eso las líneas no son siempre derechas ni el color tiene la misma tonalidad. Por esa razón, los tatuajes carcelarios siempre dan la impresión de haber sido hechos por niños sádicos en tardes lluviosas.
David Foster Wallace, La broma infinita