El periódico Heraldo de Aragón me encargó que hiciera de cronista, que escribiera columnas sobre la Expo. Yo vivo en el Actur, un barrio de Zaragoza, junto a la Expo. Podía ir andando. Y eso hacía. Fue un buen verano. Me reí mucho. Y escribí estos artículos que fueron publicados en el Heraldo durante ese maravilloso verano. Creo que escribía una columna semanal. Mi sección se titulaba “Zeta”, porque en un libro de relatos del año 2002 yo llamé Zeta a Zaragoza, denominación que tuvo éxito, por cierto.
Como todos los países tenían pabellones (un clásico de las Exposiciones), yo me inventé mi propio pabellón: el Pabellón Vilas. Qué bien, me dije. La gente me decía: “Eh, Vilas, qué chulo es tu pabellón”.