Me gustaría saber de quién has heredado esa sonrisa
o dónde la has encontrado
y quién demonios me legó esta manía mía
de caer en la tentación
sin pensar en lo que vendrá cuando amanezca.
Tus nalgas son parte de un exquisito jarrón de cerámica
al que doy forma y hago girar con mis propias manos,
apenas hemos comenzado a devorarnos y
ya me estoy arrepintiendo.
Tengo que inventar una historia creíble
que me permita dormir esta noche sin pensar en el infierno.
En menos de tres horas:
hemos cometido cuatro de los siete pecados capitales,
VIOLADO dos mandamientos,
infringido varias leyes federales
y algunas naturales.
Y aún te quedan ganas de reír,
y a mí de seguir perdiendo la razón por tu culpa.
La noche va a ser larga.
Sólo hay algo que a estas alturas me sigo preguntando
aunque no estoy seguro de querer conocer la respuesta todavía,
prefiero esperar a que amaine la próxima oleada de vicio,
y cuando esté cayendo en el sueño
con el que la lujuria se despide hasta la próxima,
no olvides susurrarme la respuesta a la pregunta que me ronda
mientras paseo descalzo por tu lengua:
¿Cómo has dicho que te llamas?
Álex Portero, Fantasmas