Ya nunca perderé del todo
el miedo a los perros
por culpa de uno………………negro
que quiso morderme los huevos
cuando era pequeño.
Ya no podré recorrer europa
con la mochila al hombro
y una foto de mujer sin rostro en el bolsillo.
Ya no enseñaré el abecedario a mis hijos
para que puedan dejar constancia de las decepciones que les debo.
Ya no seré el primer astronauta argentino
en pisar la superficie de venus
y plantar en ella la gloriosa bandera de boca juniors.
Ya no moriré de amor
ni de cirrosis
(los síntomas son bastante parecidos).
Ya no haré una revolución armada
si no me obligan a ello.
Tampoco tengo edad para empezar a creer
en un dios que no me mate.
Se me pasó la hora de lo heroico y lo estúpido
y apenas me queda tiempo
para acariciar recuerdos.
Me creo sabio………sin serlo
porque ya sé lo que no podré hacer.
Me bebí todo ese tiempo
y todavía queda un trago
para apagar incendios
mientras me retiro sin quejas
por la calle mal iluminada de ese barrio
alambrado de sueños
en el que todos duermen
salvo yo.
…………………Y los perros.
Carlos Salem, Memorias circulares del hombre-peonza