El diseño de este libro, su estética interior, es tan importante como el contenido. Se trata de un objeto de lujo y de culto. En las páginas pares se nos ofrecen las imágenes de las hojas manuscritas (de cuadernos, de libretas, de agendas…) que escribió Marilyn; en las páginas impares, la parte superior reproduce las palabras de la actriz con letra de imprenta y en inglés, mientras en la parte inferior consta la traducción de Ramón Buenaventura. El libro incorpora un prólogo de Antonio Tabucchi y un elogio fúnebre de Lee Strasberg, así como notas explicativas, introducciones y numerosas fotografías de M. M. leyendo libros o charlando con escritores.
Que nadie piense que estamos ante “el libro de poemas de Marilyn”. No. Esto es otra cosa, con un alto valor documental para mitómanos como yo. Se trata de ideas o sensaciones o desahogos que ella iba anotando por ahí, como muchos de nosotros hacemos a menudo: esbozos de poemas, cartas a médicos y a amigos, pensamientos, inquietudes, listas de canciones o de alimentos… La mayoría están sin acabar, sin pulir. Leyendo estas notas nos queda claro que Marilyn era una criatura frágil, desvalida y temerosa, pero mucho más culta e inteligente de lo que la prensa (esa máquina que la trituró sin piedad) hizo creer al mundo. Lo interesante es tratar de descifrar su letra, fijarse en pequeños detalles de los escritos (palabras al azar en los márgenes, notas apresuradas, dibujos, tachaduras de una mano nerviosa) y, sobre todo, conmoverse con esa larga carta en la que describe a un doctor el tiempo en que la internaron a la fuerza en un hospital psiquiátrico. De ese espeluznante episodio también dejó una breve misiva al matrimonio Strasberg:
Queridos Lee y Paula:
La doctora Kris me ha internado en el hospital de Nueva York – división psiquiátrica al cuidado de dos médicos idiotas – ninguno de los dos debería ser mi médico.
No habéis tenido noticias mías porque estoy aquí encerrada con todos estos pobres chiflados. Estoy segura de que terminaré chiflada si sigo en esta pesadilla – por favor ayúdame Lee, éste es el último sitio en que debería estar – quizá si llamas a la doctora Kris y le aseguras que soy muy sensible y que tengo que volver a clase para estar mejor preparada para “Rain”.
Lee, estoy intentando recordar lo que dijiste una vez en clase que “el arte va mucho más allá que la ciencia”. Y los recuerdos espantosos de mi alrededor me gustaría olvidarlos – como la mujer aullando, etc. Por favor ayúdame – si la doctora Kris te asegura que estoy bien aquí – asegúrale tú que no lo estoy. ¡Éste no es mi sitio!
Os quiero a los dos.
Marilyn
P.D. Perdón por la ortografía – y aquí no tengo en qué escribir. ¡Estoy en la planta de los peligrosos! Es como una celda, no puedes imaginártelo – bloques de cemento. Me tienen aquí porque me mintieron en lo de llamar a mi médico y a Joe y cerraron la puerta del cuarto de baño así que rompí el espejo pero aparte de eso no he hecho nada más que colaborar.
[Traducción de Ramón Buenaventura]