Cuando el cinéfilo de hoy habla del cine de gángsters, por lo general olvida mencionar una de las obras cumbres del género: Érase una vez en América, estrenada en dos partes y convertida con el tiempo en una pieza esencial en la filmografía del gran Sergio Leone. Fue, además, su testamento cinematográfico. Nunca pudo rodar su película sobre el sitio de Stalingrado.