Llevo toda la vida obsesionado con la trilogía de Mad Max. De vez en cuando vuelvo a verlas. De niño dibujaba en una libreta las escenas más violentas de cada película. Este cartel español es horrible, aunque me parece original porque recuerda al western. J. G. Ballard, en su imprescindible Guía del usuario para el nuevo milenio, dice que Mad Max 2 es la Capilla Sixtina punk. Y, entre otras cosas, también dice esto que suscribo: Mad Max 2 es, en cierto modo, la película de carretera por excelencia, es una visión convincentemente reducionista del colapso postindustrial. Se ve el fin del mundo como una incesante carrera de demoliciones, mientras bandas de salvajes motorizados vagan por los desechos de ese desierto, imposibilitados de hablar, pensar, tener esperanza o soñar, y dedicados tan sólo a la brutal realidad de la velocidad y la violencia.