martes, agosto 31, 2010

Fat City


No había visto Fat City hasta ahora, lo que me resulta incomprensible porque muchas de las películas de John Huston están entre mis favoritas: Vidas rebeldes, El tesoro de Sierra Madre, El halcón maltés, El hombre que pudo reinar, La jungla de asfalto, Los que no perdonan, La reina de África, La noche de la iguana, El juez de la horca, Dublineses... Huston incluso consiguió que yo viera una película de fútbol: Evasión o victoria, donde fue capaz de juntar a Stallone, Pelé, Max Von Sydow y Michael Caine.
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Fat City es un retrato muy amargo sobre los perdedores. En este caso, sobre tipos que un día fueron estrellas del boxeo y hoy sólo son borrachos solitarios. Stacy Keach está extraordinario en su papel de fracasado que casi vive en las tabernas y anhela otra oportunidad, muy en la línea de los personajes de Charles Bukowski. Hay dos secuencias magistrales y a la vez dolorosas: una en la que Keach intenta cocinar para él y su nueva compañera, una alcohólica, y acaban discutiendo por cualquier cosa, y el boxeador trata de tomarse la situación con calma, pero termina destrozado de los nervios; y otra en la que, tras ganar un combate, Keach sale del edificio rodeado de su entrenador, de sus colegas y de quienes acuden a felicitarlo, mientras, un minuto después, el oponente al que ha derrotado sale solo, sin nadie que acuda a apoyarlo, y las luces del local se van apagando antes de abandonar el local; los ganadores tienen amigos, los perdedores no tienen a nadie, parece decirnos Huston en esta secuencia.
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En el otro extremo está el personaje de Jeff Bridges: joven, con mujer e hijo, un futuro y varios combates ganados en el ring. Es el opuesto a Keach, y también es lo que fue Keach de joven. Cuando se juntan en la barra de un bar sabemos lo que sabía Huston: que hoy el ganador disfruta de todo, pero quizá mañana podría convertirse en su colega, al que los fracasos y el divorcio convirtieron en un hombre que va "de desastre en desastre". Fat City, por cierto, no queda muy lejos de lo que ha hecho Juan Velázquez en la novela Hombres sin suerte, de la que he colgado un fragmento esta mañana.

Nacho Gallego / El lenguaje de las células


Curioseando el boletín de novedades de Mondadori para esta temporada, me ha llamado la atención el nombre del ya fallecido Nacho Gallego, a quien Caballo de Troya publicará póstumamente su libro El lenguaje de las células y otros viajes. Porque la biografía dice así:

Nacho Gallego nació en Madrid en 1971. Pasó gran parte de su infancia y primera juventud en Zamora. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid. Sus trabajos en distintas organizaciones e instituciones internacionales le llevaron a viajar y conocer muy diversos países. Fallecido en Zamora en 2007, El lenguaje de las células y otros viajes es su libro póstumo.

Me interesa porque nació un año antes que yo y vivimos en la misma ciudad y yo no sabía de su existencia. El argumento, además, es autobiográfico, con lo cual mi interés se duplica. Según el boletín de novedades de Mondadori:

Una narración en clave autobiográfica centrada en la figura trágica de Joan, a quien a sus veinticuatro años de edad le descubren un tumor maligno de testículo. Sometido a un primer tratamiento de quimioterapia en Barcelona, trata de continuar sus trabajos como cooperante en Argentina y recorre el país de arriba a abajo lleno de curiosidad e interés descubriendo nuevos horizontes y experiencias. Nuevas recaídas le obligan a interrumpir su actividad. En Buenos Aires encuentra a la que será su mujer y compañera con la que se trasladará a la India para encontrarse con todo un mundo nuevo. Su inquietud vital le lleva a viajar por toda la India, por Vietnam, China y Bután hasta que la amenaza de la enfermedad vuelve a hacerse presente y se somete a una cura ayurvédica, un antiguo sistema de medicina india, en la selva de Kerala. Nuevos viajes, nuevas experiencias: el Tibet y el encuentro con una nueva forma de enfrentarse
a la vida y a la muerte. Nueva recaída y regreso final a Barcelona.
Esta es la historia y los paisajes de una vida que no se resignó a cobijarse en el miedo ni aceptó vivir en el desespero. Espejo a lo largo de un viaje interrumpido pero no equivocado. La narración póstuma de un escritor que creyó en el futuro, eligió vivir en plenitud su presente y se encontró así con la sorpresa acechante de la escritura: «No fue idea mía embarcarme en este viaje. Y, sin embargo, no puedo concebir qué sería hoy mi vida sin esta aventura inesperada».

Hombres sin suerte, de Juan Velázquez


Joder. Si pudiera irme de aquí para lo que me queda de vida. Sólo pido eso. Con esta puta humedad cualquier invierno me ingresan y acabo conectado a la botella de oxígeno para siempre. El bar cierra, y yo qué. A pasear y a pasar el rato sentado en un banco. Eso no. No puedo. No tengo salud. Como me agarre otra bronquitis como la del año pasado, me ingresan. Seguro. Entrar y salir del hospital. Hasta que un día me quede allí. Tengo que escaparme al Mediterráneo. Allí no hace frío y la vida es más barata. No me conoce nadie. Ya me lo montaría de alguna forma. Hacen falta unos milloncitos. No muchos, los justos para comprarme algo barato e ir tirando con la pensión de autónomos. Tengo que hacer algo. Lo que sea. Peor no puedo estar. No me merezco un final así.


Próximamente: Diez pequeños indios


En la página de Xórdica en Facebook ya se puede ver la portada de este libro de cuentos de Sherman Alexie, autor indio de buenas obras como La pelea celestial del Llanero Solitario y Toro y El indio más duro del mundo. Hace ya dos años que Félix Romeo leyó las galeradas, como dijo en un artículo para ABCD. En octubre, por fin, saldrá a la venta.

Los Diez Mandamientos


Un clásico de las carteleras en mi ciudad, durante la Semana Santa. Entonces me apasionaba, aunque acabé hartándome (hoy la repiten en la tele, por esas fechas).

lunes, agosto 30, 2010

Elegía, de Mary Jo Bang


En Las Dos Torres, Theoden pronunciaba esta frase: Ningún padre debería enterrar a su hijo, tras el dolor por la pérdida de Boromir. Ningún padre debería, pero eso es lo que hizo la poeta norteamericana Mary Jo Bang cuando su hijo Michael murió de sobredosis, en junio de 2004, a los 37 años (una edad que me resulta familiar porque es la que yo mismo tengo ahora), y Mary, tras enterrarlo, dedicó un año a escribir una elegía, un homenaje al hijo desaparecido para exorcizar la culpa, la nostalgia y los demonios. Esa elegía se convirtió en un poemario galardonado con el National Book Critics Circle Award. Este libro es poesía pura porque nace de la necesidad, de esa terapia que consiste en aliviar el martirio mediante la escritura. Jaime Priede nos proporciona la clave de sus metáforas en el prólogo: Bulle el léxico por la carga de doble sentido. Surgen juegos fónicos en los lugares menos esperados. Todos conocemos el dolor de perder a alguien. Por ese motivo, además de por sus intensos poemas, el lector empatiza desde los primeros versos con la agonía y el tormento de la poeta. Veamos un ejemplo en este fabuloso texto:


FUISTE ERES ELEGÍA

Frágil como un niño es frágil.
Destinado a no durar siempre.
Destinado a convertirse en otro
para la madre. Aquí estoy
sentada en una silla, pensando
en ti. Pensando
en cómo era
hablar contigo.
Cómo a veces era maravilloso
y otras veces horrible.
Cómo las drogas cuando había drogas
deshacían lo bueno casi por completo
pero no por completo
porque lo bueno siempre podía ser visto
brillar como brilla el lamé
en el escaparate de una tienda
llamada Las Cosas
Hermosas Nunca Duran Siempre.
Te amé. Te amo. Eras.
Y eres. La vida es experiencia.
Así de simple es todo. La experiencia es
la silla en que nos sentamos.
Sentarse. Pensar
en ti donde eres un vacío
que llenar
por la añoranza. Te amaba.
Te amo como amo
todas las cosas hermosas.
La auténtica belleza rara vez es auténtica.
Eras. Eres
en mayo. Mayo mirando
hacia junio que llega.
Así es como mido
el año. Todo Fue Culpa Mía
es el título de la canción
que he estado cantando.
Incluso cuando me pedías calma.
No he tenido calma alguna,
he estado llorando. Creo que tú
me has perdonado. Todavía me pones
la mano en el hombro
cuando lloro.
Gracias por eso. Y
por tu inefable sentido
de la continuidad. Eras. Eres
la cosa más brillante en el escaparate de la tienda,
lo más singular y hermoso que he visto en mi vida.


[Traducción de Jamie Priede]

Ser o no ser


Una de las grandes comedias de Ernst Lubitsch, de la que años después se hizo un remake protagonizado por Mel Brooks. Estos días se estrena en España una adaptación teatral de la historia.

Demolición



El fin de semana estuve en mi ciudad, Zamora. El sábado por la tarde pasé por delante de uno de los cines que tuvo mi familia (inaugurado por mi bisabuelo en 1943) y el último de los viejos cines que se conservaban enteros. Pero ya ha empezado la demolición (las fotos son antiguas porque no llevé la cámara). Me asomé por el cristal roto de una de las puertas. Dentro, un perro pastor alemán custodiaba la sala. Salvo la fachada (que es patrimonio cultural), casi toda la estructura interior estaba hecha migas. Luego, desde la acera de enfrente, le mostré a M. el piso construido dentro, ya que aún quedan algunas paredes y se ven desde el exterior: la cocina, el comedor, el salón… Un poco más allá, al fondo, dormí yo hasta los 12 años, le dije. Y añadí: encima estaba la cabina. La pantalla y los techos habían desaparecido. Se veían cables, ruinas y escombros. Ahora ya no me queda ninguno de los paisajes más importantes de mi infancia (salvo, quizá, la biblioteca pública): todos los cines antiguos fueron ya destruidos por dentro. Porque aquellos locales eran mi patria. Lo admito, me dolió verlo: la demolición exterior propicia la demolición interior. Sin embargo no me he deprimido: así es la vida, durante el camino se van acumulando pérdidas, se pasa otra página y uno trata de seguir adelante.

Emmy para Al Pacino


Hace dos meses dije que no me extrañaría que Pacino recibiera el Globo y el Emmy por su papel de Doctor Muerte en el telefilme You Don't Know Jack. Pues bien: acaba de recibir el Emmy. La lista completa de premios puede consultarse aquí.

viernes, agosto 27, 2010

Escritos fantasma, de David Mitchell


Uno de los personajes de esta novela de relatos dice: Los fenómenos están conectados entre sí con independencia de la distancia que los separe, dentro de un océano holístico más cercano al vudú que a Newton. La menor vibración de unas gafas de sol polarizadas modifica el futuro. Y esa es precisamente la clave del libro. Hace años compré todas las obras de David Mitchell traducidas en España: Escritos fantasma, El atlas de las nubes y El bosque del cisne negro (Tropismos, hoy desaparecida, se encargó de esa meritoria labor).

Me extraña que Mitchell no sea tan famoso en nuestro país como lo es en otros lugares (aparte de Care Santos y Julián Díez, pocos escritores han reseñado sus obras). Se trata de un autor inglés, más o menos joven y dotado de gran talento y técnicas postmodernas. Ghostwritten (título original de esta novela) abarca diez relatos con nueve narradores diferentes. En apariencia, al principio, parece que no guardan relación. Luego, a medida que uno avanza en la lectura, comprueba que ese tipo con el que se cruzó este narrador es el protagonista de la siguiente historia. De tal modo que Mitchell crea conexiones entre las historias y entre sus personajes. Los fenómenos están conectados: si un hombre muere y con ello deja a medias una operación de blanqueo de dinero en Hong Kong, no es raro que en San Petersburgo la mafia le ajuste las cuentas al contacto que había entre uno y otra. Las historias suceden en sitios tan distintos como Tokio, Mongolia, Londres o un pueblecito de Irlanda. Los narradores también son muy diferentes: un tío que pertenece a una secta, un chaval que trabaja en una tienda de discos, una científica, un locutor de radio norteamericano, una mujer china que ve pasar la Historia por delante de su tienda sin comprenderla… Mitchell no excluye el toque fantástico: uno de los narradores resulta ser una especie de espíritu parásito que se va alojando dentro de las personas y las somete a su antojo, un poco como en El exorcista pero sin maldades ni demonios.

El único problema del libro es que no todas las historias están a la altura. Resulta complicado no perderse entre los nexos de unión de los personajes. Esto, en el cine, es fácil (véanse Magnolia o Babel) de seguir. En la literatura, la mención en unas pocas líneas a un personaje que no vuelve a aparecer hasta 40 o 50 páginas más adelante es difícil de identificar: pero queda en el subconsciente y a uno “le suena” y tiene que rebuscar en la memoria y consultar los capítulos precedentes. A pesar de ello, me han gustado los procedimientos narrativos y la prosa de David Mitchell, interesado por el azar e influido por Paul Auster, Haruki Murakami o Philip K. Dick. Christopher Nolan podría hacer maravillas si la adaptara. Por cierto, El atlas de las nubes va a ser llevada al cine en breve. Para un análisis detallado de cada relato, consultar este post.


[Traducción de Víctor V. Úbeda]

El Padrino


De los numerosos afiches que existen de El Padrino, éste no es mi favorito, pero era el que se utilizó en su estreno en España. No sé si me gusta más la primera o la segunda parte: la segunda es más completa y tiene a Robert De Niro, pero en la primera están Marlon Brando y James Caan. La tercera es la menos buena, aunque no es desdeñable.

Creatura nº 55


En este número, el Kebran ha cedido el espacio de su entrevista para un relato de nuestro amigo Ángel González González. El índice completo puede consultarse aquí.

Ahí estamos




Parece que cuando uno se cansa de promocionar sus libros es cuando las cosas empiezan a funcionar.
El domingo pasado, de vuelta de un viaje, supe que nos habían mencionado a David González y a mí con motivo de la antología Un nudo en la garganta (Trama Editorial): en Babelia.
Dos días después fui con Mario Crespo a los estudios de RNE y junto a Sergio Martín hablamos de mis Recuerdos de un cine de barrio (Baile del Sol), de su novela de próxima publicación (LS6) y de la crisis en la literatura: en Esto me suena.
A lo que habría que sumar las últimas menciones o entrevistas de radio y prensa: La manera de recogerse el pelo salió en el programa ¿Quieres hacer el favor de leer esto, por favor? (Radio Carcoma), en El Ojo Crítico (RNE), en El País, en El Cultural, en Abc, entre otros muchos medios. El libro del voyeur también estuvo en Carne cruda (RNE) y en numerosos periódicos. Y El Tejedor en… Madrid en la radio del Círculo de Bellas Artes.
Y eso sin contar todas las reseñas y menciones de quienes de verdad ayudan a uno y mueven la maquinaria para que esto funcione: los bloggers. Uno está satisfecho, así que da las gracias a todos y va guardando esos posts, recortes y podcasts con paciencia de coleccionista.

jueves, agosto 26, 2010

Segundo matrimonio, de Phillip Lopate


-¿Crees que vale la pena intentarlo? –preguntó ella.
-Creo que sí. –Se incorporó apoyándose en el codo para hablarle–. Los dos hemos cometido errores. Eso es evidente. La cuestión es si podemos romper ese círculo vicioso. Ya no somos unos niños. Nos hacemos mayores. No se puede echar por tierra un matrimonio sólo porque uno ha cometido algunos errores.
-Pero que seamos de mediana edad no es suficiente motivo para seguir con la relación –objetó Eleanor–, me niego a hacerlo en esos términos. Eso es lo que nos ha metido en este lío. La idea de que siempre estabas contemporizando por mi causa, como si estuvieras transigiendo.
-Pero ¿no crees que el matrimonio implica transigir mucho?
-Sí. Pero no en el fondo. En el fondo, tienes que elegir a alguien y quererlo de verdad.


[Traducción de Miguel Temprano García]

Citas. 116


Ser íntegro es una putada. En serio. Mentir puede traerte complicaciones, pero si lo que de verdad quieres es terminar hundido en la mierda, basta con decir siempre la verdad y nada más que la verdad.
David Mitchell, Escritos fantasma

Cartel de Submarino


La nueva película de Thomas Vinterberg.

Ático de los libros: próximas novedades


Philip Hoare: Leviatán o la ballena.



Beryl Bainbridge: La cena de los infieles.


Nikolai Gogol: Por qué se pelearon los dos Ivanes.


Marcel Proust: El escándalo Lemoine.



Henry James: El fondo Coxon.
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Mad Max 2. El guerrero de la carretera


Llevo toda la vida obsesionado con la trilogía de Mad Max. De vez en cuando vuelvo a verlas. De niño dibujaba en una libreta las escenas más violentas de cada película. Este cartel español es horrible, aunque me parece original porque recuerda al western. J. G. Ballard, en su imprescindible Guía del usuario para el nuevo milenio, dice que Mad Max 2 es la Capilla Sixtina punk. Y, entre otras cosas, también dice esto que suscribo: Mad Max 2 es, en cierto modo, la película de carretera por excelencia, es una visión convincentemente reducionista del colapso postindustrial. Se ve el fin del mundo como una incesante carrera de demoliciones, mientras bandas de salvajes motorizados vagan por los desechos de ese desierto, imposibilitados de hablar, pensar, tener esperanza o soñar, y dedicados tan sólo a la brutal realidad de la velocidad y la violencia.

miércoles, agosto 25, 2010

Nadie es más de aquí que tú, de Miranda July


Desde niños, nos enseñan a no quitarnos la ropa delante de desconocidos. Llevar la ropa puesta es, en realidad, la regla número uno de nuestra civilización. Incluso un pato o un oso parece civilizado cuando está vestido. Me bajé los shorts vaqueros y me quité la camiseta. Allí estaba yo, desnuda, como un pato o un oso. El hombre me miró seriamente concentrado: mis pálidos pechos, el manojo de vello entre mis piernas. Repartía la vista entre esos polos. De vez en cuando, me miraba a los ojos para asegurarse de que yo lo miraba. Decidí fijar la mirada en su pene, con la esperanza de que ese gesto fuese suficiente, pero, al cabo de unos segundos, me preguntó si me gustaba lo que veía. Otra vez estaba encima del peñasco y los niños, chapoteando en el lago, me gritaban ¡Salta! Pero yo sabía que saltar era lo mismo que morir, tendría que despojarme de todo. Consideré lo que tenía. Ella no había llamado, no llamaría, yo estaba sola y me encontraba allí –ni siquiera en un sentido abstracto, no aquí en la Tierra o en el universo, sino allí, de pie y desnuda ante aquel hombre–. Me metí una mano entre las piernas y le dije: Tu enorme polla me está poniendo muy cachonda.


[Traducción de Silvia Barbero]

Yilmaz Güney y la cárcel


Ante todo, la prisión es una institución represiva. Se trata de volver a la gente sorda, ciega, miedosa. En este sentido, la cambia. Es también un lugar que hace madurar, educa, forma a los hombres. A condición de no caer en el pesimismo, puede llegar a ser una experiencia muy valiosa. Pero es muy difícil mantener en la cárcel la salud física, moral e intelectual. Cuando se pasan cinco años en la cárcel, quedan secuelas. Pienso que no escaparé a la regla, a pesar de todos los esfuerzos que he hecho para inmunizarme. Yo también estoy marcado, aunque todavía no sé cómo se manifestará.

[Extraído del libro Pequeño planeta cinematográfico, de Michel Ciment]

Teaser de 127 Hours


Por fin tenemos las primeras imágenes de la nueva película de Danny Boyle. Protagonizada por James Franco, cuenta la verdadera historia del escalador Aron Ralston, que quedó atrapado en las montañas de Utah: aquí.

Esplendor en la yerba


De acuerdo, Elia Kazan fue un soplón. Pero menuda filmografía: Un tranvía llamado deseo, La ley del silencio, ¡Viva Zapata!, Baby Doll, El último magnate... No reviso Esplendor... desde hace décadas. Me pregunto si ahora me parecerá una pastelada.

Satoshi Kon (1963 - 2010)


Ha muerto Satoshi Kon y ahora reparo en que aún no he visto ninguna de sus películas de animación, aunque leí sobre algunas de ellas hace tiempo. La más famosa quizá sea Tokyo Godfathers.

martes, agosto 24, 2010

Philip K. Dick / William J. Frick


La semana pasada me regalaron el libro que Emmanuel Carrère escribió sobre Philip K. Dick: Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos. Aún no lo he empezado. En el blog de Hotel Kafka dedicado a este autor contaban que Matthew Wilder iba a dirigir una película inspirada en Dick, al que había cambiado de nombre para evitar problemas con la familia del escritor. Así, Philip K. Dick fue convertido en William J. Frick, al que interpreta Bill Pullman. La película se titula Your Name Here, fue rodada hace dos años y he encontrado pocos datos: no está en dvd, tampoco en la mula y no sé si la llegaron a estrenar en algún país. Al menos aquí podemos ver unos trailers, tan paranoicos como debió ser la vida del autor. Wilder, el director, también tiene pendiente de estreno su biopic Inferno, donde Lindsay Lohan hace de Linda Lovelace.

Trailer y cartel de Unstoppable


Si no me equivoco, esta es la quinta película en la que Tony Scott trabaja con Denzel Washington, que parece ser su actor fetiche. El trailer se puede ver en la web oficial.

Mayo de 2008. La Feria del Libro de Badajoz

Nunca pensé que una actividad cultural celebrada en Cáceres iba a ser modelo para nada. Y, sin embargo, este año no me queda más remedio que reconocer que, por desgracia, entre las ferias del libro de las dos capitales extremeñas ha habido una diferencia enorme.
La de Cáceres se montó con un tercio del presupuesto de la otra y, en cambio, resultó infinitamente más seria e interesante. Mérito de los libreros, que fueron los que se encargaron de todo. Porque de ésos que van por ahí sacando pecho con lo de la candidatura de Cáceres 2016 mejor ni hablar.
Por el contrario, en Badajoz, el ayuntamiento entregó su feria al Grupo Planeta y ahí se acabó cualquier posibilidad de que los pacenses pudiesen ver algo que tuviera relación con la literatura.
La mayor parte del presupuesto se fue en pagar el oro y el moro a cuatro famosos de la tele por firmar unos cuantos ejemplares, hospedarse en el hotel de Miguel Bosé e ir a comer al restaurante más caro de toda la raya.
Ciento noventa mil euros.
Y Boris Izaguirre ni siquiera se bajó los pantalones en público.

José María Cumbreño, Límites y progresiones

Próximamente: Elegía


Este es el poemario que la autora norteamericana Mary Jo Bang escribió tras la muerte de su hijo por sobredosis. Bartleby Editores lo sacará a la venta en septiembre, con traducción de Jaime Priede.

Belle de Jour


Catherine Deneuve estaba impresionante en este póster y en la película de Buñuel. Más o menos como siempre.

Cartel de Kaboom


La nueva película de Gregg Araki.