cara rubicunda
Texas
cierta edad
está en un hipódromo
de L.A.
anda charlando con
unos compadres.
es la 4ª carrera
y está por
marcharse:
“bueno, adiós,
amigos, y que Dios os bendiga,
nos vemos por aquí
mañana…”
“buen tipo”.
“sí”.
se encamina al
aparcamiento a
meterse en un coche
de 12 años
desde ahí se
dirigirá a una pensión
su habitación no
tendrá retrete ni
bañera
su habitación tendrá
una ventana con una
persiana de papel rasgada
y fuera habrá
una pared de cemento que se cae a pedazos
rociada con graffiti por cortesía
de una pandilla juvenil chicana
se quitará los
zapatos y
se meterá en la cama
estará oscuro
pero no encenderá
la luz
no tiene nada
que hacer.
Charles Bukowski, El amor es un perro del infierno. Poemas 1974 – 1977