lunes, mayo 10, 2010

El Danubio, de Claudio Magris



En este libro Claudio Magris emplea varios géneros para contarnos historias relacionadas con el curso del Danubio. El autor recorrió los pueblos y las ciudades por las que pasa este río y, en una mezcla en la que caben desde el diario hasta el ensayo, va hilando episodios relacionados con la literatura, la política, la Historia… No es una lectura fácil. Algunos pasajes se hacen un poco pesados (dependiendo de si a uno le interesa o no lo que Magris cuenta) y otros resultan muy interesantes; en conjunto es una obra deslumbrante y, sobre todo, un viaje para aprender lo que ocurrió en lugares como Ulm, Mauthausen, Viena, Budapest o Belgrado. Crónicas sobre invasiones turcas, sobre contiendas, sobre las casas que habitaron algunos escritores, historias reales que nos hablan de Céline, de Kafka, de Canetti… Un fragmento:

El no estilo de los edificios eclécticos e historizantes de Budapest, pesados y con frecuencia adornados con plúmbeas decoraciones, parece, por momentos, un extravagante rostro del futuro, ese paisaje historizante y al mismo tiempo futurista de las metrópolis que han presentido las películas de ciencia ficción como Blade Runner: un futuro poshistórico y sin estilo, poblado por masas babélicas y complejas, nacional y étnicamente indiferenciables, levantinos maleo-pielrojas que viven entre barracas y rascacielos, ordenadores de la duodécima generación y oxidadas bicicletas rescatadas del pasado, escombros de la cuarta guerra mundial y robots superhumanos. El paisaje arquitectónico de este futuro metropolitano es arcaico-futurista, rascacielos kilométricos y templos kolossal como la estación de Milán. El eclecticismo de Budapest y su mezcla de estilos evoca, como cualquier Babel actual, un eventual futuro bullicioso de supervivientes de alguna catástrofe. Cualquier heredero habsbúrguico es un auténtico hombre del futuro, porque ha aprendido, antes que otros muchos, a vivir sin futuro, en la interrupción de cada continuidad histórica, es decir, no a vivir sino a sobrevivir.


[Traducción de Joaquín Jordá]