Las entrevistas que recoge Jonathan Cott en este libro abarcan desde 1962 hasta 2004. Se observa en ellas una evolución: Bob Dylan pasa de las respuestas esquivas y cortantes y a veces un poco surrealistas (para evitar responder a temas que no le entusiasmaban) a extenderse sobre la música o la creación. En sus páginas se desvela en parte ese gran mito y personaje que es Dylan, aunque jamás puede atraparse toda su esencia. Incluso el propio Dylan sabe que hay un misterio Dylan, alguien que se ha convertido en una leyenda viva, en un genio que siempre sale por donde menos se lo esperaba su público. Los entrevistadores agradecen que en las últimas entrevistas del libro se enrolle. Pero yo prefiero las primeras, cuando respondía a las preguntas con más preguntas. Hay dos frases, extractadas del volumen No Direction Home e incluidas en el libro que definen un poco cómo es Dylan (porque conocerlo a fondo es imposible, y capturar su esencia al completo es aún más difícil): No me importa en absoluto lo que la gente diga de mí. Ni lo que piense ni lo que sepa de mí.
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[Traducción de Miguel Izquierdo]