Admito que no es la mejor película de Barry Levinson, pero en absoluto es de las peores (aunque, es cierto, carezca de la mala leche de Wag the Dog). What Just Happened es un reflejo del funcionamiento de Hollywood y los grandes estudios, de todo eso que conozco bien porque leo a diario las noticias de cine en inglés y porque he devorado algunos libros al respecto (ej: los de Peter Biskind, imprescindibles): los pases previos para que el público juzgue la película, las guerras internas que desencadena una estrella cuando no está en forma, el modo en que una misma película cambia radicalmente en la mesa de montaje, la necesidad del director de ofrecer algo artístico y la necesidad de los magnates de ofrecer algo que reviente las taquillas. Quien no esté al tanto de los tejemanejes de los grandes estudios, flipará con lo que allí se cuece.
Me satisface ver a Robert De Niro en forma, otra vez. Los caretos que pone a lo largo de la película no tienen precio. En esta ocasión vuelve a interpretar; no se limita sólo a decir sus líneas. Tampoco tienen precio los cameos de Sean Penn y de Bruce Willis interpretándose a sí mismos, dentro de un reparto bastante sólido.
Me satisface ver a Robert De Niro en forma, otra vez. Los caretos que pone a lo largo de la película no tienen precio. En esta ocasión vuelve a interpretar; no se limita sólo a decir sus líneas. Tampoco tienen precio los cameos de Sean Penn y de Bruce Willis interpretándose a sí mismos, dentro de un reparto bastante sólido.