Ya no puedo ni siquiera
sentirme triste
por mucho que me esfuerce
en no olvidar
que hubo un tiempo
en el que sólo sabía
llorar y clavar
la mirada en el suelo
ahora permanezco
en un estado
a medio camino entre
la pasividad y la gilipollez
y ahí me columpio
sonriente y oxidado
como la mayoría de la gente
llenándome de tedio y
de rutina
llenándome de nada
vaciándome
de todas aquellas cosas
que me hicieron
Hombre
desprotegido ante las amenazas
sin un punto donde apoyar la rabia
tan medio muerto como los medio vivos
que se piensan llenos
de todo
así, vacío
y por eso quizá
escribo..hablo..pienso
para llenarme al menos
de palabras
Javier Belinchón, de su blog Tinta en las manos