De este libro de Luigi Bartolini, Vittorio De Sica y sus colaboradores sólo utilizaron el título y la idea que mueve ambas tramas: el robo de una bicicleta en Roma. Si la película trata de un trabajador y su hijo en busca de la herramienta imprescindible de su oficio, ambos hambrientos y miserables, el libro refleja la problemática de sufrir el acoso de los ladrones, que se mueven en masa por la ciudad y han robado varias veces las bicicletas del autor. Domina el relato un tono picaresco. Bartolini está harto de los cacos y abomina de ellos y del rastro que los fascistas han dejado en la Italia de los años 40. Casi toda la narración transcurre en la calle, entre hombres con oficios, golfillos y prostitutas, a través de rastros y tabernas. Es, por así decirlo, un estudio en clave de narrativa de un aspecto de la sociedad (ladrones y policías) que preocupa al autor, que viste como un caballero aunque no tenga una buena posición económica, dado que se dedica a pintar y escribir, y que camina por Roma solo, en busca de quienes le robaron.