A partir de ahora, por asuntos familiares y por tiempo indefinido, trataré de viajar a mi tierra una vez a la semana (o una vez cada dos semanas, dependiendo de mis compromisos y de otras situaciones). Por ejemplo, esta misma tarde. Esto significa que no siempre podré estar conectado a internet, aunque en esos trayectos no me voy a separar del portátil y trataré de engancharme a la red en cuanto pueda. Significa, también, que quizá tarde en responder a los mails, que quizá tarde más tiempo en leer los libros publicados que me mandáis y los manuscritos inéditos que recibo de vez en cuando. Sólo pido paciencia. Responderé a todos los correos, como suelo hacer; pero en ocasiones puede que tarde algunos días o que no me extienda demasiado en mis respuestas. Y procuraré no faltar a mis compromisos. Ya digo: dependerá de las circunstancias. No quiero que nadie deje de escribirme o de enviarme sus propuestas. Los mails me gustan, me animan bastante. Si tardo más de cuatro días en contestar a un correo, ruego se me mande un recordatorio. Paciencia, pues.