En Valverde del Majano (Segovia) han inaugurado una escultura que homenajea a Nicomedes García, empresario de diversos y notables méritos, uno de los cuales es haber creado el primer whisky español. Dyc, claro. ¿Cuál si no? Cuando empecé a tomar whisky, los primeros tragos fueron de Dyc. Tengo un colega que lo llama “el segoviano”. Dice: “Yo voy a pedirme una copa del segoviano”. Es uno de los nombres populares de este whisky en los bares. Otros lo llaman “Dragados y Construcciones”, y los menos “el whisky español”. Tengo otro amigo que solía ir a las fiestas de Dyc de los bares y se llevaba a casa el merchandising de la bebida con el “rasca y gana”: toallas, camisetas, mochilas, etcétera. Los chavales empiezan a beber Martini, hasta que vomitan y empiezan a odiarlo. Después llega el vodka, que les destroza el estómago. Quizá luego prefieran el whisky Dyc, y más tarde, pasada la frontera de los treinta años, se pasan a la ginebra. Ignoro qué viene después. Supongo que el Sol y Sombra o el whisky a palo seco, que es como lo beben los padres.
Leo datos en torno a la vida de Nicomedes García. Nació en 1901 y su vida está repleta de éxitos y de aciertos. Se pueden consultar en la web de Dyc. Otros tienen a Jack Daniel’s. Pero nosotros tenemos a Nicomedes García. O sea, a Dyc. Producto español. Producto auténtico, de la tierra. En 1919 patentó la marca Anís la Castellana. En los años 30, el depósito de Mahou estaba a su cargo. Durante la guerra civil fabricó turrón. Unos 400.000 kilos. En el 59 creó DYC (Destilerías y Crianza del whisky, S.A.). También estuvo detrás de la agencia Azor, responsable de otro clásico inmortal: el diseño del Toro de Osborne. Su nombre se asocia a bancos, a Auto-Res, a empresas navieras. Fue un empresario ejemplar. La clase de hombre que apuesta y gana y potencia la economía del país. Murió en el 89 y estos días se le recuerda con ese homenaje en forma de escultura. El alcalde de Valverde dijo que el mejor homenaje que le podemos hacer es seguir trabajando.
Deberían venderse camisetas con su imagen. Y no bromeo. Alguien que estuvo detrás de Mahou, del whisky Dyc, del Anís la Castellana, del Toro de Osborne, cuatro sellos españoles de los que nos sentimos orgullosos, es una especie de héroe. Un crack. Si Nicomedes hubiera nacido en Estados Unidos, ya habrían rodado la película sobre su vida, o quizá una serie de televisión, y en las bibliotecas se podría encontrar al menos media docena de biografías, unas oficiales y otras no permitidas. En la publicidad del whisky siempre se insiste en el slogan: “Para gente sin complejos”. Otro acierto. Sacar a pasear la bandera de España por las calles no significa necesariamente que seas un español de pura cepa. El español de verdad se ha emborrachado en la adolescencia con cerveza Mahou y en la juventud con whisky Dyc, y ha probado alguna vez el anís (a veces el de la Castellana, a veces el del Mono), y admira el Toro de Osborne siempre que vislumbra su escroto y sus cuernos en el horizonte, mientras viaja en un coche o en un autobús por las carreteras ibéricas. No estoy desbarrando ni bromeo. Tengo que contarles a mis amigos lo del homenaje a Nicomedes porque algunos de ellos gustan de esas marcas y dos o tres tienen camisetas de Dyc y de la silueta del morlaco de Osborne. Seguro que se alegran. Nicomedes se distinguió también por otros méritos: otros licores, la adquisición de fábricas y de bancos, pero prefiero que sea cada lector, si está interesado, quien investigue un poco por la red.