sábado, mayo 30, 2009

Imagínatelo

Te levantas por la mañana,
7.30, tienes que ir a clase,
pero todas las luces
de tu casa
ya están dadas.
Tu madre, al teléfono,
avisa a la ambulancia
para que vengan a por tu padre,
ha pasado mala noche
y no puede respirar.

Es la segunda vez
en dos semanas.

Lo único,
que la vez anterior,
fuiste tú quien bajó
a la calle
para abrir la valla
y guiarles al portal,
aquella vez
sólo tardaron 10 minutos.

Mientras que esta vez,
tú eres quien se queda en casa
al lado de tu padre,
en el salón,
esperando
los 45 minutos
que tardan en llegar.
Y todo el rato,
tu padre,
clava sus ojos en ti,
diciéndote que no puede respirar,
que se ahoga,
que por qué está ocurriendo todo esto
y que dónde coño
está la maldita ambulancia.


Javier Das, No hay camino al paraíso