John Patrick Shanley adapta su propia obra teatral, sobre dos monjas (Meryl Streep y Amy Adams) que sospechan, aunque sin tener pruebas, que el padre Flynn (Philip Seymour Hoffman) podría haber abusado de uno de los niños del colegio en el que los tres enseñan. El director logra que esa duda que atormenta a los personajes también sea extensible al espectador, quien nunca sabe de qué lado ponerse. Los tres actores (y Viola Davis, en un papel secundario) están de Oscar. Pero es Meryl Streep la reina de la función. De su personaje alegre y bonachón de ¡Mamma mia! pasa aquí a dar vida a una auténtica zorra, obsesionada con la severidad y la disciplina.