No me olvides, mi niña
a todos los sitios vienes conmigo desde ahora,
viajo mucho pero te quiero más.
.
Y si algún día se cruzase una puta bala
y me sesgase la vida en Bagdad, Palestina o el fin del mundo,
recuerda que tu nombre viajaba en mis labios,
y que te quise como hacía siglos
que no quería a nadie.
.
Te amo en secreto y sin conocerte,
(¿cuándo se acaba de conocer?)
y ya vale la pena para mí
morir añorando
el zumo de tu boca.
Ángel Petisme, El cielo de Bagdad