es todo cuestión de orgullo y miedo;
una parada de metro con veinte parados posando para unas jodidas
estadísticas que nadie entiende.
gente que sonríe por las mañanas porque venirse abajo parece que dejó de
estar de moda
el día que alguien pensó, que por encima del hombro,
el mundo funciona.
tipos con cinturones anchos para aguantar su ego y kilómetros de risas
enfermizas
goteando sobre el asfalto,
marcando las tendencias de todos esos telediarios
que nunca nos van a dar la razón.
el espejo del baño vomitando tu rostro sobre las baldosas,
censando cada uno de los putos puntos por los que flaqueas,
y estas dichosas fuerzas que se escapan
porque - y a ver si lo pillas- las zancadillas acechan en cada esquina
y tú puedes ser el siguiente.
orgullo y pena, de veras,
un escritorio lleno de papeles disfrazados de intentos de,
sujetados por botellas de cerveza vacías y un obsceno olor a resaca
cada vez que te recitas tu nombre
para no olvidarlo.
resignarnos, quería decir, a que esta rutina
que nos tiene agarrados
por los huevos
sea otra forma de destino
y no al contrario.
el miedo contoneádose en tus entrañas
mientras ves como esa vida que pasa
es la tuya
y créeme
sí que importa.
Ester García Camps, de su blog La vida monta en Bici…