Encontré un poema
con tu nombre
en un charco de septiembre.
Un poema.
No un crimen resuelto.
No la entrada para un piso.
No una caña a las dos de la tarde.
No.
Encontré un poema
rojo y mojado
con tu nombre.
Quizá por eso siga
ahora
llorando
junto a la alcantarilla
que se lo tragó.
Sofía Castañón, Últimas cartas a Kansas