Cepsa lo tiene todo
en sus gasolineras.
Todo
salvo compañía.
Un baño de azulejos rotos
-de historias hechas añicos
que un día fueron blancassirve
de refugio al forajido.
Meo y me vacío
sabiéndome perdido en un punto
secreto del mapa
camino de un hogar
que no sé si me pertenece.
Este otoño
de un amarillo húmedo
abrasa las cunetas a nuestro paso
y me enfrenta a la promesa anual
de abandonar el teatro
………….por fin
y para siempre.
El año que viene se convierte en hoy
y la respuesta de un pacto tácito
con mi propio mundo interior
se esfuma en esta estación de servicio
a ochenta y siete kilómetros de mi casa.
A ochenta y siete kilómetros del invierno.
David Refoyo, Cuando fuimos los mejores (Inédito)