lunes, noviembre 17, 2008

Corrupción

Es posible que el escritor más temerario del planeta sea Roberto Saviano. Autor de “Gomorra” y sentenciado a muerte por la mafia napolitana, desveló los secretos de la Camorra en su libro. Matteo Garrone, el director de la película inspirada en esta obra, argumenta que él no está amenazado porque no ha hecho lo que hizo Saviano, esto es, dar nombres y apellidos, denunciarlos “como ciudadano, no como escritor”. Pero es que, además, al final de “Gomorra” les lanza una especie de desafío: “¡Malditos bastardos, todavía estoy vivo!”. Saviano sabe lo que les sucede a quienes se van de la lengua, lo ha relatado en este extenso reportaje, por lo que supongo que no le llegará la camisa al cuerpo. Hoy vive sin apenas contacto con el exterior, rodeado de medidas de seguridad y de guardaespaldas. Debemos preguntarnos si merece la pena vivir así. Si destapar la corrupción impedirá que exista, que se extienda, que se propague. Lo dudo. Esa es la pregunta que suelen hacerle al autor en sus apariciones públicas.
“Gomorra” es de esas obras que a uno le dejan hundido. El libro que uno tal vez hubiera deseado no leer, no conocer los datos, ignorar cómo funcionan las tripas del mundo. “Yo sé”, dice Saviano, homenajeando así a Pier Paolo Pasolini en su artículo de denuncia del año 74, en el Corriere Della Sera. Pero saber, a menudo, acarrea la ejecución. A Pasolini lo mataron. “Gomorra”, el libro, te deja hundido. Sucede también con algunos documentales. Recuerdo ahora la impresión que me produjo “La pesadilla de Darwin”, sobre la venta de armas y la perca del Nilo y cuantos chanchullos rodean a este sistema. Uno sale diciéndose: “Casi es mejor no saber, ignorar todo esto, vivir en un paraíso de colores como el que a menudo nos quieren vender”. Cito otros libros: “Yakusa. Una investigación sobre la mafia japonesa”, “Una oración por la lluvia”, “Ébano”, “Postales desde la tumba”, etcétera. Documentos que nos obligan a mirar las noticias diarias de sucesos bajo otra lupa, bajo otra perspectiva. Sabiendo que nunca nos revelan la verdad al completo. Que siempre hay algo sucio detrás.
Lo que a mí personalmente me asusta de “Gomorra” no son las redes de los clanes, ni sus métodos, sus códigos, sus mensajes y su jerarquía. Al fin y al cabo, ya sabemos por el cine, la literatura, los documentales, la televisión y los noticiarios cómo es la mafia. Cualquier mafia. Lo que me asusta es el modo en que la sociedad se corrompe, se ensucia por dinero y por poder. La manera en que especulan y hacen chanchullos y se salen de la legalidad muchos grandes empresarios, políticos, fuerzas del orden, jueces… A la mafia se le suponen diversas actividades ilegales (y otras legales, según Saviano). Pero cuando nos hablan de esa gente que estafa, que trafica, que hace el juego sucio sin pertenecer a ningún bando, a ningún clan, a ninguna familia (y cito de nuevo: empresarios, políticos, jueces, estrellas), es cuando a uno se le revuelve el estómago. Es un ejemplo inventado: entras en una oficina y hablas con un tipo y luego te enteras de su blanqueos, sus intrigas, sus cambalaches y sabes que no es un fulano con una banda detrás, que no parte piernas ni deja mensajes en el cuerpo de sus enemigos, pero al fin y al cabo es un pequeño mafioso. Guiado sólo por intereses económicos. Vean “Los Soprano”, fiel modelo de la realidad: peores que las familias de los capos son quienes obtienen un beneficio ilegal estando al lado de la legalidad, o sea, abogados, policías, detectives, peces gordos, políticos. Saviano dice que la nueva fuerza de la economía consiste en dominarla, mientras los empresarios criminales colocan el poder y la victoria económica por encima de la vida.