viernes, octubre 31, 2008

El puente desafinado. Baladas de Nueva York, de Harkaitz Cano


Tras pasar una temporada en Nueva York es difícil que tu vida no quede para siempre empapada de esa ciudad. Pero no quisiera ponerme pedante: la gente no se enamora de las ciudades, la gente se enamora de las personas. Suscribiría esa frase sin dudarlo, y de ninguna manera la contraria.
[En el artículo de abajo, o aquí, hablo un poco más de este recomendable libro de crónicas, que nos introduce en la vida cotidiana del extranjero español en Nueva York]