Carla Badillo nos agasajó en Illescas con algunos regalos. Ella viene de una tierra de ofrendas. Yo recibí unas cuantas semillas, una ocarina, un puro de Ecuador y una de las fotografías míticas de Charles Bukowski, sentado en una cama con una cerveza y una muñeca. En el reverso hay anotado un poema de Carla que dice así: “Saloon / Estoy sentada en la barra del Saloon / los espectros van y vienen / piden algo de beber / sonríen, pagan y se marchan / Pero sólo nos quedamos / los sedientos de amor / y para nosotros no alcanza / ni las sonrisas ni el dinero”. Muchas gracias por tu generosidad.