Este libro lo recomendó David González hace tiempo en su blog. Gatos y Burroughs no podía ser una mala combinación, desde luego. En breves notas, a lo largo de 100 páginas, el autor de Yonqui ensambla anécdotas e historias sobre los felinos que ha tenido, sobre las relaciones del hombre con los animales y sobre la necesidad de su compañía. La especial sensibilidad del viejo Bill queda al descubierto y uno se estremece porque le gusta su prosa y adora a los gatos. Un fragmento:
Este libro de gatos es una alegoría, en la que la vida pasada del escritor se le presenta en forma de payasada gatuna. No es que los gatos sean marionetas. Nada más lejos de la realidad. Son criaturas vivas que respiran y cuando entran en contacto con otro ser, resulta triste: porque ves las limitaciones, el dolor y el miedo y la muerte final. Eso es lo que supone el contacto. Eso es lo que veo cuando toco a un gato y me doy cuenta de que me están rodando lágrimas por la cara.