Antes (de) que el diablo sepa que has muerto cuenta una historia terrible y negrísima. Dos hermanos (Philip Seymour Hoffman & Ethan Hawke) necesitan dinero y uno de ellos elabora un plan siniestro: atracar la joyería de sus padres sin armas, para que nadie resulte herido. El hermano pequeño (Hawke) ejecuta el plan y añade a un compañero; éste lleva una pistola de verdad y muere en el atraco. A partir de ahí todo sale mal. Por si fuera poco, la familia se revela como una manzana llena de gusanos: infidelidades, mentiras, drogas, matrimonios rotos.
En la línea de Fargo, Un plan sencillo o la novela Out, por citar algunos títulos, Sidney Lumet vuelve a pisar firme con su nueva película, algo que se echaba de menos desde los lejanos tiempos de la contundente Distrito 34: corrupción total. Hay paralelismos entre el filme que nos ocupa y la reciente La noche es nuestra: ambas son historias de padres y hermanos y de traiciones y en las que las mujeres quedan un poco relegadas (lo único reprochable de las dos cintas). Hawke y Albert Finney están muy bien, pero Hoffman es sensacional. Además, y como nota a pie de página, Marisa Tomei (44 años) sale más apetecible que nunca y Lumet la desnuda varias veces.