De vez en cuando conviene echar un vistazo a la sección de noticias sobre nuevas tecnologías, sobre informática y aparatos de última generación. Porque es como mirar hacia el futuro, hacia lo que el futuro nos traerá. Muchas personas, a pesar de la presencia cada día más constante de internet en nuestras vidas, insisten en dar la espalda a los cambios tecnológicos. Tal vez no se dan cuenta de que, en muy pocos años, a la fuerza tendrán que utilizar ciertos aparatos. Hoy apenas se ven, en los bares, cafeterías y restaurantes, cajas registradoras como las de antes, sino ordenadores. Se hace la cuenta en el ordenador, en la pantalla se registran los pedidos en relación al orden de las mesas y, además, se controla la música que suena por los altavoces y, supongo, la iluminación del local. Otros establecimientos utilizan el ordenador y la conexión a la red: librerías, taquillas de cines y teatros, tiendas de ropa, etcétera. A mí me parece fascinante leer esas noticias porque me hablan de mundos con los que ni había soñado porque no los creía posibles o porque salían en las historias de ciencia ficción y las calificaba de invenciones descabelladas.
Bill Gates y su consejero delegado de Microsoft ya han presentado la nueva y próxima versión de Windows, que funcionará mediante pantallas táctiles. Y con eso no se refieren sólo a poner el índice sobre la pantalla y pulsar ciertos botones planos, como sucede en algunos cajeros automáticos y en los monitores de muchas cafeterías, sino a que (cito textualmente, según recojo la información de agencias que sale en los periódicos) “permitirá navegar por un mapa en internet con el dedo o tocar el piano en un teclado virtual en la misma pantalla”, además de la posibilidad de “mover fotos por la pantalla con el dedo”. No sé si recuerdan una de las películas más importantes de los últimos años: “Minority Report”, de Steven Spielberg. En ella, los protagonistas manejaban las imágenes virtuales con los dedos, algo que también hemos visto en “Iron Man”, y los periódicos se actualizaban mientras uno los leía en el metro. Y acabaremos haciendo eso, pasando las páginas de un diario digital y viendo el álbum de fotos de nuestro disco duro simplemente moviendo los dedos, como directores de orquesta, igual que hacían Tom Cruise y Colin Farrell en “Minority Report”, que me parece una obra revolucionaria porque, para prepararla, Spielberg consultó a los mejores futurólogos del mundo, que habían estudiado cómo sería el planeta dentro de unos años en cuanto al transporte, las comunicaciones, la arquitectura y otros ámbitos importantes. En unos años no será raro que vivamos en ciudades que estén a medio camino entre “Minority Report” y “Blade Runner”, otro filme innovador.
Se habla estos días del riesgo de un posible “11-S electrónico”, un atentado masivo por la red que arrasaría con la economía electrónica y provocaría numerosos desequilibrios. J. G. Ballard, en su libro de ensayos y reseñas “Guía del usuario para el nuevo milenio” escribe sobre algunos de los posibles adelantos que traerá el futuro a nuestras vidas. Entre ellos, habla de cómo serán los coches: sin volante, con paneles y botones para teclear las coordenadas de viaje y ajustes para que el hombre no asuma tantos riesgos. Cada día manejamos menos dinero en efectivo. Algunas mañanas, cuando los políticos convocan ruedas de prensa, en la portada de los periódicos puedo acceder a vídeos que televisan en directo esas ruedas de prensa. Así, uno lee o escribe ante el ordenador, escuchando la tele en directo, y luego pone la radio en el iTunes, y compra algún producto. Es lo que hay y tenemos que adaptarnos.