M. lo dijo a la salida de Indiana Jones: "La sala estaba llena de niños de 35 años, todos emocionados". Uno de ellos era yo, claro. Durante dos horas he vuelto a ser un crío, y eso está bien: te reconcilia con la aventura y lo pasas en grande. Ya hablaré de la película en algún artículo del fin de semana. Prometo no desvelar más de lo que se sabía, que era muy poco.