Unas miradas
que se encuentran
en un café desierto,
un lunar
en tu cuello
que es capaz
de volverme loco,
y 20 segundos
para encender un pitillo,
dar un trago al vino blanco
y ver cómo llega un tipo
que te besa
con la mitad de ganas
que lo hubiera hecho yo.
Pablo Casares, Poemas para cruzar el desierto