Ese grandioso documental titulado “No Direction Home: Bob Dylan”, que capitaneaba Martin Scorsese, no se estrenó en salas comerciales, probablemente debido a su duración (alrededor de doscientos minutos, sin contar con los extras), sino en dvd, en una edición muy completa y recomendable. En su momento hablamos de dicha edición. Más suerte ha tenido el nuevo trabajo de Scorsese, el rodaje de un concierto de The Rolling Stones en el Beacon Theatre de Nueva York, dentro de su gira “A Bigger Bang”. Titulado “Shine A Light”, igual que una de sus más célebres canciones, se ha estrenado en algunas salas de España. Se puede ver en V.O., como la he visto yo en el cine, o en versión doblada, algo que no tiene mucho sentido pues apenas hay líneas de diálogo y doblar la voz de un cantante es como fusilar sus cuerdas vocales.
Leí en alguna parte que la banda había pedido a Scorsese que no hiciera una retrospectiva nostálgica, como en su película “El último vals”, ni tampoco un recorrido por la vida de los artistas, como en el citado trabajo “No Direction Home”. Querían algo actual, sobre el presente, sobre la gira que les ha llevado por numerosas ciudades, entre ellas Madrid, donde tuve la suerte de verlos y escucharlos el año pasado. Cualquier seguidor de la obra de Scorsese estará al corriente de su gusto por la buena música. En sus cintas sobre la mafia hay un recorrido por el pop, el rock, el blues, el soul y otras tendencias. Nunca faltan temas de Lennon, Dylan, George Harrison y, sobre todo, The Rolling Stones. Entre sus próximos proyectos está la preparación de un documental sobre George Harrison, y se rumorea que podría hacer lo mismo con Bob Marley. Y cualquiera que conozca a fondo las películas (e incluso los anuncios y los documentales) de Scorsese sabrá que éste no iba a conformarse con pasear la cámara por el escenario. El director quiere tenerlo todo controlado; en los primeros minutos de “Shine A Light” muestra su preocupación por conocer con antelación la lista de canciones que tocará el grupo, para así saber si debe enfocar las manos de un guitarrista o al batería o al público: la lista definitiva la recibirá sólo cuando los Stones salgan al escenario. Además de la filmación, que incluye estupendos planos rodados sin ensayos, a las bravas, en directo, Scorsese inserta de vez en cuando algunas secuencias de viejas entrevistas en blanco y negro, de manera que el concierto se convierte en algo más. En una celebración del rock, en una fiesta de músicos legendarios que jamás pensaron que iban a durar tanto “on the road”, en una demostración de lo que el paso de tiempo y el abuso de sustancias hace en las rostros, en un homenaje al poder rejuvenecedor de una mente rebelde (a sus años, ahí siguen). Una fiesta con estrellas invitadas cuyas apariciones nos gustan: Jack White, Buddy Guy y Christina Aguilera.
“Shine A Light” no es una experiencia tan rompedora como asistir en persona a sus directos. Hay algo que no puede capturar una cámara y es la energía y la emoción que se palpa en el ambiente, ni el sonido puro que te envuelve al pie del escenario. A cambio, ofrece la visión personalísima de Scorsese y nos permite ver y conocer más de cerca a estos cuatro supervivientes. Gracias a Scorsese comprendemos mejor a la banda, o, mejor dicho, confirmamos lo que ya sabíamos acerca de estos maestros. Que Mick Jagger es el fibroso hombre espectáculo que dirige el cotarro. Que Charlie Watts y Ron Wood son dos profesionales siempre en sus puestos. Que Keith Richards es un genio que parece no enterarse, pero se entera: él vive en otro mundo, en una burbuja, y se conecta al nuestro sólo cuando toca la guitarra.