Recibo un correo electrónico de una mujer cuyo blog tengo linkado, pero cuya identidad no voy a desvelar. Entre otras cosas, me escribe: “Creo que usted logra algo nada corriente: una escritura sencilla y natural que no renuncia a lo profundo y lo incisivo”. Le respondo de inmediato para agradecérselo, y vuelvo a hacerlo aquí, dado que es la definición más certera que he leído sobre mis propósitos en la escritura diaria. Una frase que me ha estremecido.