Un día de verano del año noventa y cuatro, Stephen Cooper, biógrafo del escritor John Fante, entró en casa de su viuda, Joyce Fante. Tras varias conversaciones, ella le permitió acceder a un cuarto en el que se amontonaban cajas y ficheros. Estos contenían cartas, anotaciones en libretas, revistas atrasadas, libros de oraciones, fotografías y un montón de manuscritos. Para Cooper, aquel material era un tesoro. Le permitía acceder a zonas inéditas del escritor, y le sirvió para elaborar su “Full of Life: A Biography of John Fante”. Gracias a los archivos que habían permanecido en el cuarto, creando polvo y sombra, Cooper descubrió numerosos relatos, algunos de ellos inéditos, que luego se publicaron en el volumen “The Big Hunger: Stories, 1932 – 1959”. El título proviene de “Hambre”, esa brillante novela de Knut Hamsun que ha contagiado a tantos autores y que, asimismo, inspiró parte de la obra de John Fante, creador del inolvidable Arturo Bandini. Fante es uno de mis escritores predilectos.
Anagrama nos sirve, cada poco tiempo, nuevas traducciones de sus novelas. Todas son soberbias, entrañables, embriagadoras. Pero, forzado a elegir, me quedaría con “La hermandad de la uva”, o con “Pregúntale al polvo”. Pero también es inolvidable el retrato de una infancia pobre en los rigores del invierno de “Espera a la primavera, Bandini”. El último libro traducido por la editorial fue “Al Oeste de Roma”, que reúne dos novelas cortas, “Mi perro idiota” y “La orgía”; la primera de ellas posiblemente sea una obra maestra. Aún faltan por traducir un par de títulos. Entre los cuales está “The Big Hunger”, que recopila sus relatos. Tras buscarlo durante meses en las librerías, sin éxito, al final lo compré en Iberlibro. He leído ya varias de las historias, en inglés y con el diccionario a mano. No es tan difícil como creía. Y Fante merece el esfuerzo. Aunque sólo he leído un puñado, y el prefacio de Cooper que resumo en las primeras líneas, me gustaría dar unas pinceladas sobre los mismos, dado que Fante cuenta con una legión de seguidores ávidos de su obra.
En estos primeros relatos del libro nos encontramos de nuevo con el gran Arturo Bandini en su infancia de italianos emigrados a Norteamérica. Esa infancia en la que figuran un padre albañil, borrachín y gruñón, una madre devota y soñadora, una abuela que insulta en italiano y una prole numerosa y agobiada por el frío, la estrechez de los dormitorios y las continuas discusiones de sus progenitores, disputas en las que a veces intenta mediar la abuela. La prosa de Fante es sencilla, pero eficaz. Cuenta historias tristes, pero salpicadas de humor. Nunca cae en el error de la moraleja, pero aprendemos algunas lecciones. En la narración, el protagonista reparte palos para todo el mundo, incluido él mismo, pero siempre los ilumina con un toque de piedad. La piedad lo salva. “Charge it” es un relato que luego incorporaría como capítulo en “Espera a la primavera, Bandini”, con ligeros cambios. Aquí, el padre, que ha criado a un montón de hijos, ya no gana suficiente para pagar la cuenta del colmado. La madre debe armarse de valor e ir cada tarde a pedir al tendero que le dé carne y fruta y lo añada a la factura. En “The Still Small Voices” asistimos a una noche en la vida de los Bandini. Todos tratan de dormir. Los padres discuten. La abuela llora. Los niños se quejan. El lector odia al padre y luego se apiada de él. Es el talento milagroso de Fante, y en eso radica parte de la belleza de sus historias. El eje que sostiene sus relatos siempre es la familia. Historias de padres y de hijos y de abuelas y de amigos en los que uno puede verse reconocido. Relatos que nos enseñan el valor de la familia y de la derrota.