Tengo debilidad por este relato. Quien lo ha leído una vez, no lo olvida jamás. ¿Quién no recuerda la frase del copista Bartleby? Preferiría no hacerlo. Un hombre gris, joven, delgado, abúlico, sereno, misterioso, que no hace nada, que se niega a todo, que un día decide plantarse. Preferiría no hacerlo no sólo se clava en la mente de los personajes que le rodean, sino también en la del lector.
Conocíamos la traducción de Jorge Luis Borges, y ahora Nórdica Libros nos ofrece otra oportunidad de saborear esta joya: ilustraciones de Javier Zabala y nueva traducción de Mª José Chuliá García. El ilustrador capta, a la perfección, la pasividad y la desolación de Bartleby. La traductora aporta pequeñas variaciones al texto.
Todos conocemos la historia. Transcurre en Nueva York. El narrador es un hombre que necesita copistas para su bufete. A su oficina llega Bartleby, un joven trabajador que ofrece, no obstante, una resistencia pasiva. Se niega a cambiar su situación. Se niega a obedecer, a moverse, a charlar, a abandonar el edificio. Si el personaje es inolvidable, no resulta menor el abogado, que es quien narra la historia, y que se estremece y atormenta al no poder luchar contra un hombre solitario contra el que de nada sirven la fuerza, el diálogo o el soborno. Como dijo Borges, Bartleby prefigura a Kafka. Si no lo has leído nunca, no sé a qué esperas. Si ya conoces otras versiones, deberías leer ésta.
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