Las sombras errantes, primer libro de la trilogía Último Reino, obtuvo el Premio Goncourt 2002. Nunca había leído a Quignard y este libro me parece fabuloso.
Recurriendo a la historia, al aforismo, a la filosofía, al inventario de recuerdos, Quignard se adentra en las sombras por las que preguntaba el último rey de Roma antes de ser ajusticiado: "¿Dónde están las sombras?" Y las sombras pueden ser el pasado, la muerte, los dioses, o quizá las simples sombras que dan los árboles durante el día. Quignard especula sobre eso, y especula sobre el terror, las guerras, el ataque enemigo. No faltan párrafos dedicados a Pearl Harbour, al 11-S, a la literatura de Tanizaki, al arte, a la escritura...
Os dejo con algunos fragmentos:
- Hay quien no ama más que lo que ha amado. Hay que amar lo que se ha perdido y amar hasta el tiempo pasado en lo perdido.
- No hay mentiroso que no oculte el hecho de que miente.
El novelista es el único mentiroso que no oculta el hecho de que miente. - Los medicamentos y los alimentos destruyeron las tradiciones. La ayuda humanitaria acabó con la libertad. Imponiendo a las tribus los productos de la industria y el alcohol, los inició en el consumo inútil y en el atontamiento. Habiéndolos atrapado con el dinero, los condenó al crédito y a la humillación social.
- Los inuit tienen este proverbio: los regalos hacen esclavos como los látigos hacen perros. (…) Luego descubrieron por qué el dinero es un poder más retorcido que un arma: porque tiene todo el tiempo que quiere para amenazar desde las profundidades del alma con el pago de su deuda.