En la bitácora “El espíritu de Pavese” su autor, y amigo, Sánchez Bolín (pseudónimo de su verdadero nombre), siempre habla de su casa y de sus hijos como un refugio. Siempre se refiere a su morada como “Fort Apache”. Estamos a salvo en Fort Apache. Volvemos a Fort Apache. Etcétera. Me gusta. Como en ese poema de Karmelo C. Iribarren, cuando entra en casa y se siente a salvo y, tras cerrar, le dice al mundo: “Ahí / os quedáis, / hijos de puta”.