Extraordinario poeta éste, Billy Collins, inédito en España hasta que tradujeron el presente título de Bartleby Editores y los poemas que aparecen en la antología La diferencia entre Pepsi y Coca Cola (que ayer fui a comprar y leeré dentro de unos días).
Collins es un poeta que construye sus paraísos en un entorno próximo, cotidiano. Le basta el silencio de una mañana, la vista que se obtiene a través de una ventana, el pájaro en la rama, el paisaje alrededor de la casa cuando va por el camino de grava y ella no sale a recibirlo, la ducha en la que poder cerrar los ojos e imaginar paisajes exóticos, una clase de dibujo, un coche en la carretera, una vieja fotografía que invite a fabular, el fantasma de un perro, el hábito de la escritura matutina, el bolígrafo en la mano o una canción que mueva a reflexionar.
Collins, a veces, huye de la realidad y decide componer escenas imposibles, pero admirables, como ese cuaderno volador al que imagina batiendo sus alas de papel encima de él, en la noche, mientras duerme. O esa foto de la escuela en la que, dice, allá al fondo se ve a Superman, lo cual desvela que ese fue el héroe de su niñez. El libro está editado en edición bilingüe, y debemos aplaudir la traducción de Juan José Almagro Iglesias. Os dejo con el final del poema Silencio:
Y existe el silencio de esta mañana
que he roto con mi bolígrafo,
un silencio que se había acumulado toda la noche
como la nieve al caer en la oscuridad de la casa –
el silencio de antes de que escribiera una palabra
y el silencio más pobre de ahora.
que he roto con mi bolígrafo,
un silencio que se había acumulado toda la noche
como la nieve al caer en la oscuridad de la casa –
el silencio de antes de que escribiera una palabra
y el silencio más pobre de ahora.