En una columna de opinión, una señora habla de curar un “cayo” [sic]. Si uno recurre al diccionario comprobará que cayo significa “Islote raso y arenoso muy común en el mar de las Antillas y en el golfo mexicano”. ¿Se puede curar un islote? Me temo que no. Y dado que la mujer mencionaba el nombre de un afamado podólogo, uno le recomendaría que leyese más o, en su defecto, usara el diccionario para otro fin distinto al de calzar la mesa coja.