Se celebra estos días el Salón del Cómic de Barcelona, con homenaje a dos de los personajes más grandes de la viñeta: Tintín y Astérix (y no me olvido de Obélix, que siempre me ha hecho más gracia que su colega rubio y bajito). De las aventuras de Astérix sólo me falta por leer el penúltimo volumen, dado que el último lo presentan en esta feria, pero me dijeron que era tan flojo que se me han quitado las ganas de hacerlo. En el Salón del Cómic firmará ejemplares el dibujante J. M. Ken Niimura. Es un muchacho joven, que vive en España, y de cuyo trabajo siempre guardaré un grato recuerdo porque ilustró uno de los cuentos que publiqué en la ya desaparecida revista Galaxia. Y lo hizo muy bien, a fe. Con motivo del evento de Barcelona, las editoriales se apresuran a sacar al mercado sus últimas novedades, y a los lectores de cómic se nos hace la boca agua.
Por eso esta semana me acerqué a la pequeña tienda de tebeos del barrio en el que vivo. Estaba desesperado porque Planeta anunció, para abril, el segundo tomo recopilatorio de “La liga de los hombres extraordinarios”, y hasta entonces no había salido a la venta. En la tienda ya lo tenían y me lo llevé por quince euros: es poco, dada la presentación del ejemplar, la calidad del guión y de los dibujos y la inclusión, a modo de apéndice, de varios relatos de Alan Moore. Pertenezco al grupo de quienes no se han leído “The League…” por entregas, así que llevaba esperando demasiados meses a que se decidieran a editarlo en tomo recopilatorio. El primer volumen me fascinó. La película que hicieron no guarda demasiada relación. Pero el cómic por entregas de Alan Moore y Kevin O’Neill es una maravilla, poblada de personajes clásicos de la literatura de terror, suspense y aventuras: Allan Quatermain, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Mina Harker, Sherlock Holmes, Moriarty, El Hombre Invisible, El Capitán Nemo… En cuanto termine este artículo empezaré la lectura de este segundo tomo. A propósito de Alan Moore, en la pequeña tienda de cómics habían recibido la Edición Absoluta de “Watchmen”. Lo estuve hojeando y, me perdonarán los fans, pero no me gustó la pinta. Además, valía treinta y cinco euros. Confieso que aún no he leído la edición original, que me regalaron hace bastante tiempo, y que no debe ser fácil encontrar a estas alturas. Pero las editoriales de tebeos padecen la manía, que no me gusta nada, de reeditar sus títulos más conocidos a lo grande: un formato más amplio, extras en las páginas finales, etcétera. A mí esto me parece un engaño: si amplían el formato, el coste se encarece y usted acaba pagando más por obtener casi lo mismo. Ahí está el ejemplo de “V de Vendetta”, que con motivo de la película reeditaron en tamaño sábana. Este nuevo “Watchmen” es un mamotreto, con las páginas más ásperas que las de mi edición, y pesa tanto que no parece un cómic, o una novela gráfica, sino una de las tablas de Los Diez Mandamientos. Creo que los tebeos deben ser pequeños y algo ligeros, no del peso y el tamaño de una lápida. Los tebeos de siempre cabían en el bolsillo del abrigo, y ahora los reeditan como si fuesen la Enciclopedia Salvat.
Al lado de “The League…” y “Watchmen” vi el primer tomo recopilatorio de los viejos tebeos de “La guerra de las galaxias”. En un artículo de hace meses les hablé del hallazgo del primer número de “Star Wars”, que encontramos por casa durante un traslado. Cuando era crío compré varios números. Por eso, ahora, y aprovechando el aniversario de aquella inolvidable película, los reeditan en varios tomos. Son siete volúmenes. Me los compraré, seguramente.