Había leído esa maravilla de Jonathan Lethem titulada Huérfanos de Brooklyn. Pensé que el autor no se superaría a sí mismo, pero lo ha hecho. La Fortaleza de la Soledad es una novela apasionante, la historia de América en las décadas de los 60, 70, 80 y 90 a través de los ambientes callejeros de Brooklyn y todos los mitos de la cultura popular.
Los dos protagonistas son Dylan y Mingus (aquí tenemos las primeras referencias musicales: los nombres inspirados en músicos célebres; y el título: ese refugio al que escapa Superman). Dylan es un chaval blanco en un barrio de negros. Uno de los pocos blancos. Por eso los negros, aspirantes a habitar las cárceles una década después, le roban el dinero y le humillan. Mingus es mulato y se convierte en el mejor amigo de Dylan, incluso en el ídolo de Dylan. Mingus es el paso intermedio: quizá debido al color de su piel se lleva bien con negros y con blancos. La primera parte, escrita en tercera persona, cuenta la niñez y la adolescencia de ambos; la segunda es un pequeño intermedio en el que cambiamos de narrador; que es, en la tercera, el propio Dylan, próximo a los cuarenta y contando la historia de él y de Mingus, qué fue de ellos y cómo cambiaron al crecer.
Pero, aparte de este cuento de amistad, la maestría de Lethem está en regalarnos páginas asombrosas en las que él y sus personajes se han empapado de la cultura pop y de todos los iconos de la vida moderna: el cine, las series de televisión, el rock, el soul, el rap, los graffitis y sus tags, el cómic, la marihuana, el sentimiento hippie, la cocaína, las bandas callejeras, la irrupción del punk, el crack, los tatuajes, las chicas, el instituto y la universidad, los delincuentes, los camellos y los yonquis, la vida en prisión. Por si esto fuera poco, y aunque su importancia es mínima en el libro, Dylan encuentra un anillo que confiere poderes sobrenaturales a su portador. Un consejo: no dejen escapar este libro.