martes, febrero 13, 2007

Rubia de verano, de Adrian Tomine


Este volumen contiene cuatro historias urbanas: Alter ego, el relato de un joven escritor en mitad de una crisis creativa; Rubia de verano nos cuenta la obsesión de un perdedor por las chicas que se cepilla su vecino, mientras él se ahoga en la soledad y el rechazo; Escapada a Hawai, donde una chica a la que acaban de despedir de su trabajo trata de encontrar un sentido a su vida saliendo con hombres y gastando bromas pesadas por teléfono; y Amenaza de bomba, que se adentra en las desventuras de dos adolescentes marginados. Seres emocionalmente perdidos y con problemas para comunicarse con los demás, y obsesionados con el sexo. Los finales suelen ser abruptos y abiertos, provocando en el lector la sensación de que las respuestas están en las elipsis.
En esta ocasión, debo poner dos reparos, que no tienen que ver con el autor, sino con las expectativas previas. Primero, que es difícil encontrar algo que supere a Agujero Negro, que acabo de leer. Segundo, que se ha repetido hasta el hartazgo la comparación entre Raymond Carver y Adrian Tomine (a éste último se le ha etiquetado como "el Carver del cómic"): perdonen, pero yo no veo la relación entre ambos. Tomine no me recordó a Carver en ningún momento; si acaso, al cine indie. A pesar de esas expectativas frustradas, este dibujante y guionista merece la pena: sus historias calan hondo.