Cuando tuve mi primer reproductor de dvd instalado en el ordenador, mi prioridad fue buscar y comprar “Blade Runner”, una obra maestra absoluta y una de las mejores películas de todos los tiempos. Cuesta comprender que tres de sus responsables (Ridley Scott, Harrison Ford y Rutger Hauer) sean los mismos que luego se metieron en bazofias del calibre de “El reino de los cielos”, “Firewall” y “Furia ciega”. Por no mencionar, también, a las actrices que los acompañaban. El caso es que busqué por todas partes y no conseguí mi copia. Hacía tiempo que estaba descatalogada. Después de aquel chasco, que ocurrió años atrás, pude palpar la copia que guardan en la sala de préstamo de audiovisuales de la Biblioteca Pública de Zamora. Comprobé, entonces, que la edición sólo incluía el último montaje de Scott, reestrenado en cines y en versión original subtitulada. No recuerdo que tuviese extras; si acaso, algún trailer. Durante años, he esperado con impaciencia a que la reeditaran en dvd. El año pasado por fin lo hicieron. Pero no la compré. Porque quienes estamos al tanto de las noticias sobre el mundo del dvd ya sabemos que este verano van a comercializar una copia más generosa, de la que hablaré luego.
La edición que sacaron el año pasado es sólo una de las muchas estrategias de mercado de las distribuidoras españolas de dvd. Para mí, es una estafa. Me explico. Tras años de sequía, condenándonos a los seguidores de “Blade Runner” a merodear por los rastros y las tiendas de dvd en busca de alguna copia que aún no hubieran vendido, vuelven a relanzarla. Es la misma edición que distribuyeron hace tantos años. Pero, ahora, contiene un señuelo: la anuncian como “Edición Remasterizada”. Carece de extras y sólo incluye el montaje del director. Quienes no se patean las secciones de noticias de dvd ignoran el lanzamiento que Warner tiene previsto para este verano. Con motivo del veinticinco aniversario de esta obra en agosto lanzarán una edición exquisita, a priori: si mis fuentes son correctas, será una caja con los distintos montajes de la película, o sea, el montaje original del año ochenta y dos, el montaje internacional de ese mismo año, el montaje del director del año noventa y dos y, por si fuera poco, un nuevo montaje en el que Ridley Scott lleva varios años embarcado, nunca satisfecho con las versiones anteriores. También dispondrá, se supone, de múltiples extras. Esperemos que incluyan documentales, escenas eliminadas, diarios de rodaje, fotografías, entrevistas y todo ese material que casi nunca solemos ver, pero que nos entusiasma tener en nuestra videoteca (no sé si debo decir dvdteca).
El incauto se comprará la “Edición Remasterizada” y cuando, este verano, aparezca en España la lujosa caja del veinticinco aniversario, se tirará de los pelos. Este tipo de tretas de mercado es tan frecuente en el mundo del dvd que apesta. Me he fijado en que, cuando en las grandes superficies como Fnac ponen algunas películas a precios de saldo, es porque unos meses después, cuando ya han logrado agotar esas copias, aparecen nuevas y mejores ediciones de las mismas películas. De tal modo que tenemos, de ciertos filmes, la edición de alquiler, la especial, la del coleccionista, la del aniversario, y hasta se han sacado de la manga una que bautizan como “Edición Definitiva”. Les pondré un ejemplo del timo. Tengo la edición especial de “Minority Report”. El otro día vi anunciar en una web la “Edición Definitiva” de esta película. Cogí mi copia y comparé los contenidos entre ambas. Eran exactos. Sólo han cambiado el diseño de la carátula.