La semana que viene está cargada de eventos que me interesan. Dudo que pueda acudir a todos. Mi intención es buena, aunque luego las cosas se tuerzan por culpa del olvido o la falta de tiempo. Por si acaso no pudiera asistir a todo, dejo aquí constancia de esas citas: quizá a alguien que viva en la capital le apetezca apuntarse. Me ha llegado por correo electrónico la presentación de una novela en la Librería El Bandido Doblemente Armado, que está por Fuencarral. El libro es “La vendedora de tornillos o Tratado de las almas impuras”, de Pilar Bellver. No la conozco ni he leído nada suyo, pero tengo el libro en casa y del primer vistazo se concluye que tiene buena pinta. A la Librería El Bandido voy de vez en cuando, a darme una vuelta por las estanterías, que están bien surtidas y a veces se encuentran rarezas, como el día que topé con “Los Ángeles del Infierno” de Tom Wolfe, libro que en Salamanca me harté de buscar. Es posible que mi visita dependa de si me he leído la novela o no, y dudo que me dé tiempo. No hay cosa más fea que acudir a una presentación en la que alguien le dice al autor que su libro es buenísimo sin haberlo leído. Se nota demasiado, como cuando en la facultad nos inventábamos el análisis de los libros-ladrillo que nadie leía.
El cartero me trajo la invitación al estreno en Madrid de la obra de teatro de Pedro Calderón de la Barca, “El mágico prodigioso”. Es la versión del zamorano y amigo Daniel Pérez, dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente. La cita es el miércoles por la tarde, en el Teatro Albéniz. Gente que vio este montaje en Zamora me ha hablado muy bien del mismo. En las paredes de los pasillos del metro madrileño ya cuelgan los carteles de la obra, en cuyo reparto figura Xavier Elorriaga, que a mí me parece uno de los grandes aunque se prodigue poco. Daniel ha adaptado el texto, según dicen, respetando a Calderón, pero haciendo más comprensible la obra para el público. No pude asistir al estreno en mi ciudad y ahora me ha llegado el momento de desquitarme. El primer día en que topé con uno de estos cartelones, en el metro, me paré para buscar el nombre de Daniel entre los créditos. Y sí, allí estaba. ¿Qué quieren que les diga? Me llenó de alegría. La obra permanecerá unas dos semanas en cartel.
El viernes comienza otra cita. Del diecisiete de noviembre hasta el veinticinco del mismo mes se celebra el Cinemad, la versión cinematográfica e independiente del Festimad. Es la edición número trece y la primera vez que me entero de la existencia de este festival. Acabo de consultar el programa y se me ha caído la baba. Quien quiera verlo al completo, que entre en la web de Cinemad. Apunto aquí lo más interesante, a mi juicio. Un maratón de la medianoche hasta la madrugada que abarca cuatro filmes: entre ellos, la última sensación de Sitges, “The Host”, “revival” del cine de monstruos dirigido por el autor de la brillante “Memorias de un asesino”, y una de Kim Ki-Duk, un asiático que me dejó maltrecho y extasiado con “La isla”; el problema es que para dicho maratón se requieren invitaciones por sorteo. La programación incluye cortometrajes de Nacho Vigalondo y de Koldo Serra, un ciclo sobre los “Nuevos malditos españoles”, películas inéditas de David Cronenberg y obras de Gus Van Sant, Elio Quiroga, Darío Argento, e incluso ponen esa maravilla de serie B titulada “Bubba Ho-Tep”, un divertimento basado en el cuento de Joe R. Lansdale, película que vi hace unas semanas y que rescata a un Elvis avejentado y con el rostro de Bruce Campbell. Algunas actividades coinciden. No obstante, procuraré entrar en un par de salas. Y el sábado, si nada se tuerce, una fiesta entre amigos zamoranos.