Leer a Julio Llamazares siempre es un placer. Aún más cuando su alter ego ("el viajero") se dedica a viajar por los pueblos y las montañas, tomando nota de la gastronomía, los paisajes y los paisanos que encuentra en el camino.
En El río del olvido nos narra sus seis jornadas a pie siguiendo el Curueño. Bellísimo libro, en la línea de los imprescindibles Cuaderno del Duero y Tras-Os-Montes.
Por cierto, acaban de reeditar Escenas de cine mudo. Lo leí hace tiempo, y ahora aprovecharé para comprarme un ejemplar.